
Foto: Club Atlético de Madrid
Cómo atlético es difícil analizar racionalmente la figura de Diego Pablo Simeone, protagonista de grandes hazañas y victorias durante los largos años en los que ha defendido las rayas rojiblancas, primero como jugador y luego como entrenador. Es un hecho indiscutible que, desde su llegada como entrenador del primer equipo, la historia del Atleti ha cambiado para siempre, convenciendo a la afición colchonera de que cuando se quiere y se cree, todo es posible. Si hoy el Atlético de Madrid se sienta a comer en la mesa de los grandes y una temporada como esta constituye un fracaso rotundo, es gracias a la labor del argentino como entrenador. Pero como bien sabemos, ninguna individualidad debe situarse por encima del Club Atlético de Madrid y dormirse en los laureles conseguidos, puede conllevar la consecución de un error fatal.
La derrota frente al Cádiz no es una simple derrota, sino que representa la gota que rebalsó el vaso. Un Atlético apático, carente de ambición y que no ha luchado por cada balón como debería, ha encajado la séptima derrota fuera de casa en lo que va de liga. Y frente a esta situación, surge la necesidad de preguntarse cuáles son los motivos del mediocre desempeño del equipo en la liga y la reciente eliminación copera recibiendo una goleada histórica en San Mamés.
La principal causa de este fracaso es una nefasta planificación deportiva con una política de fichajes difícil de entender, para un equipo que debe competir para alzarse con el título en cada una de las competiciones de las que participa. A la llegada de estos jugadores que no cuentan con el nivel que la máxima competencia requiere, hay que añadir el deplorable estado físico de la plantilla, un hecho que hace muy difícil poder alinear el mismo once inicial en dos partidos consecutivos. No debemos de olvidar que esta temporada el Atleti ha jugado el primer partido de la eliminatoria frente al Inter en Milán con Llorente de delantero y el decisivo partido de vuelta de las semifinales de Copa con Correa acompañando a Morata. Un Correa al que le tengo un cariño enorme pero que en la actualidad no tendría lugar en la alineación inicial de ningún equipo de primer nivel en Europa.
La obligación de desarrollar y poner en práctica la tan criticada planificación deportiva es una responsabilidad conjunta del entrenador, como líder del cuerpo técnico, y de la directiva del club. En lo que a la directiva se refiere nada podemos esperar de Miguel Ángel Gil Marín, principal accionista de la Sociedad Anónima Deportiva y Enrique Cerezo, presidente y cara visible de la misma. Su principal objetivo es culminar las obras de construcción de la nueva ciudad deportiva, para revalorizar el valor de venta del Club Atlético de Madrid S.A.D y vender su participación a algún fondo extranjero para continuar llenándose los bolsillos y ver su poder incrementado. La gloria deportiva, la necesidad de competir y el respeto a la historia y a la tradición del Club Atlético de Madrid no entra en la ecuación de la directiva, que se contenta con estar entre los cuatro primeros clasificados de la liga para asegurarse una plaza en la Liga de Campeones y obtener los beneficios económicos que esto conlleva.
Simeone no es ajeno a esta situación, ya que como entrenador sufre en carne propia estos manejos. Y es por ello, que debe elegir qué camino tomar con la mirada puesta en el futuro. Si continuar siendo un mero empleado del club como él se autodenomina, exponiendo su prestigio y su buen nombre, para que Gil Marín continue escalando posiciones en la lista de la Forbes. O si por el contrario sigue los pasos del eterno Don Luis Aragonés y se erige como leyenda del club. La segunda opción conllevaría utilizar su exitosa carrera profesional, su identificación con la afición colchonera y su elevada exposición mediática, para señalar y denunciar los malos manejos del club. Es un milagro orquestado por Diego Pablo el hecho de que este equipo se mantenga con vida en los octavos de final de la Liga de Campeones, que haya alcanzado las semifinales de copa eliminando al poderoso Real Madrid en octavos y que haya ganado en casa y empatado fuera frente al eterno rival en liga. Pero la historia y la afición del Atleti de Madrid no merecen vivir a base de milagros, sino a base de un proyecto serio que tenga como principal y único objetivo alcanzar la gloria deportiva y hacer feliz a decenas de miles de aficionados rojiblancos. En las próximas semanas seremos testigos de del camino elegido por el Cholo, dios quiera que no se limite a ser un empleado de Gil Marín.