
CADIZ, SPAIN - MARCH 09: Rodrigo Riquelme of Atletico Madrid reacts during the LaLiga EA Sports match between Cadiz CF and Atletico Madrid at Estadio Nuevo Mirandilla on March 09, 2024 in Cadiz, Spain. (Photo by Fran Santiago/Getty Images)
Queda cada vez menos de aquel equipo del cual nos enamoramos. De ese equipo «molesto y veloz» del que habló Simeone el día de su presentación como capitán de un barco que estaba a la deriva y del que redirigió el rumbo. Hoy, asentados en la élite desde hace doce años gracias a él, nos hemos alejado de nuestra historia y de aquello que nos hizo grandes, acomodados en una mediocridad inaceptable.
Sin rumbo
La realidad es que el Atleti, como club, hace tiempo que va sin una dirección clara, segura y firme. El club parece haber apostado más por lo moderno, por lo nuevo y lo minimalista sin darse cuenta de que se estaba alejando de lo que realmente es su historia: una rebeldía constante contra un mundo cada vez más mercantilizado. Y en ese viaje hacia aquello que tanto ha despreciado, ha abandonado su casa: uno de los estadios con más mística, solera e historia del fútbol europeo y mundial, en el centro de su ciudad, de su Madrid para trasladarse a un páramo a las afueras con una masa de hormigón y luces led, mientras decidía cambiar su escudo a un logo comercial que, de no ser por el esfuerzo incansable del aficionado, seguiríamos teniendo el año que viene.
Postmodernidad futbolística
Este abandono de su identidad no solo se da como institución, también como equipo de fútbol. El Atleti históricamente es un equipo fuerte, aguerrido, rápido y letal y, por culpa de escuchar a esos «panenkitas» que hablaban de equipo «rácano» y «antifútbol» pasamos de batir récords de puntos, llegar a finales importantes y ganar títulos con auténticos guerreros, a deambular por los campos de Europa con estrellitas jugonas que tendrán muy buen toque de balón, sabrán hacer un regate más estético o serán muy delicados, pero no son capaces de correr de más y dejarse todo por el escudo que llevan en su pecho y la gente que hay detrás de él.
Con esto, queridos lectores, no quiero decir que no sea necesario evolucionar, al contrario, creo que es indispensable hacerlo, pero siempre recordando de dónde se viene y hacia dónde se va. El Atleti tiene que ser lo más incómodo, difícil e insoportable de enfrentar y ahora mismo, no lo es y hace tiempo que dejó de serlo. Claro que hay cabida para los jugones, los jugadores con clase y con buen toque (Gárate, Futre, Ben Barek, Griezmann, Tiago o Arda son buen ejemplo de ello), solo si están dispuestos a ponerse el mono de trabajo, dejarse el alma y comerse el campo por el escudo.
Este Atleti es una triste sombra de lo que fue. Hay que exigir más a este equipo. Más esfuerzo, más lucha, más coraje y más garra de la que demuestran. Porque fallar está permitido, pero ni siquiera intentarlo es crimen o así tendría que ser en un equipo que no hace tanto estaba conquistando los más grandes estadios de Europa.