Noche de récords e historia en el Atlético, que se impuso con sufrimiento a un correoso Mallorca en Liga. Todo en un campeonato con las cartas marcadas… Ahora, llega el turno de la Champions League.
La vuelta del parón nunca es fácil, pero el fortín del Metropolitano sigue intacto. Todo en una noche de sufrimiento ante un trabajo Mallorca, del ex-colchonero Javier Aguirre. Un encuentro trabado y en el que Morata pudo empezar la balanza. Lo pudo hacer hasta en tres ocasiones, con una serie de remates que se fueron desviados o que salvó Rajkovic, con una gran manopla. El fortín colchonero apenas sufría sobre la portería de Oblak, pero los goles no llegaban.
Pero tras el descanso, todo cambió. La charla de Simeone y un Pablo Barrios excelso hicieron salir al equipo con un empuje diferente. Movilidad de balón más rápida, una presión alta y una noche donde los récords estaban de fiesta. Primero con un Koke que cumplió su partido número 600 en el Atlético de Madrid. Una cifra histórica para el capitán, que sigue siendo una referencia pese al ninguneo del club con su renovación. Y además de ampliar esta cifra, Griezmann se quiso sumar a la fiesta.
El equipo no cedió de atacar y tras un centro precioso de Mario Hermoso, el propio Griezmann se echó a volar y cabeceó de forma increíble al fondo de la red. Un remate de locura, que desató la fiesta en el Metropolitano y que ponía por delante a los colchoneros, convirtiendo al francés en el segundo máximo goleador de la historia del club. Victoria momentánea que tuvo que sostener un Atleti que sufrió a la contra y que, si no es por Oblak, podría haber dejado escapar dos puntos de oro. Una noche de fiesta, con un Atleti que sigue partido a partido, con las cartas ya marcadas…
Ahora, tras la victoria del Atlético en Liga ante el Mallorca y sin apenas tiempo para recuperar, los del Cholo ya piensan en el Feyenoord para certificar el pase a los octavos de final.