13 mayo, 2024

Esta vez sí. Por fin pudo completarse la Liga 2019-2020, cuando apenas hace unos meses parecía imposible, tras desatarse como un huracán por medio mundo una pandemia de ciencia ficción que nos encerró a todos en casa durante más de 2 meses.

Por un momento, pareció que no iba a ser así y que el campeonato iba a terminar prematuramente en la jornada 27, disputada aquel fin de semana del ya lejano 7 de marzo. En aquel último partido antes del parón, que hoy queda como a años luz, el Atleti empató en casa con el Sevilla, rival directo para entrar en los cuatro primeros. Pocos días después vendría la noche mágica de Anfield, que supuso el punto de inflexión a una temporada que hasta entonces había tenido más sombras que luces. Porque la temporada, coronavirus aparte, ha sido rara y muy complicada. Arrancaba con la baja de tipos que ocupaban un lugar muy grande en el vestuario. Un total de 8 bajas y una renovación de plantilla que, visto el resultado actual, ha sido bastante satisfactoria. Si analizamos jugador por jugador, prácticamente todas las incorporaciones han entrado bien en la dinámica del equipo, algo que en los últimos años se ha demostrado que no es nada fácil si eres nuevo. Si exceptuamos a Saponjic, todos han tenido su importancia y su momento y todos han aportado. Es cierto que unos más que otros, pero todos han entrado bien, lo cual es más que interesante de cara a crear la base para los próximos años.

Anoche los rojiblancos se enfrentaban al que era cuarto, con 2 puntos por encima, cuando sobrevino el parón. Tras la jornada 37 los donostiarras se encontraban nada menos que a 14 puntos de los colchoneros y con su clasificación para la Europa League pendiente de un hilo. Al final, terminarían la última jornada consiguiendo su objetivo in extremis a pocos minutos del final de un partido, que para el Atleti apenas tuvo más historia que asegurar la tercera plaza. El gol de Koke en el minuto 30 prácticamente daba el objetivo por logrado. Finalmente, la Real conseguiría transformar su dominio territorial en el 1-1 que le valía para entrar en Europa. A partir de ese momento, ambos equipos firmarían un pacto de no agresión para dejar transcurrir los minutos sin más pretensión que eso mismo: matar el tiempo y todos contentos con lo conseguido.

Y ahora, conseguido el mínimo exigible, 3 semanas de descanso con la Champions en el horizonte. Espera una final a 8 de 8 equipos que se van a jugar el ser o no ser a partido único. Un formato muy apetecible en el que la figura de Simeone se suele agrandar más si cabe. El primero de esos partidos será ante el Leipzig. Esperemos que no sea el último. Mientras tanto, tres semanas para seguir ilusionándonos.

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