Simeone a debate: «El fin de la era Cholo»

Es bien sabido que el Atlético de Madrid pasa por horas bajas en la temporada que, a priori, tenía la mejor plantilla de su historia, al menos sobre el papel. La temporada empezó de manera inmejorable ganando la Supercopa de Europa al eterno rival, con un contundente 2 a 4. Pero era solo un espejismo del actual panorama futbolístico. Eliminados en octavos de final de la Copa del Rey ante el Girona, a 10 puntos del líder en la Liga, que no es otro que el Barcelona con Messi, y eliminados en octavos de la ansiada Champions ante la Juventus.

La Copa

Si repasamos cada una de las competiciones con más detalle, vemos que en Copa visitamos Montilivi ante un Girona que siempre nos lo ha puesto difícil. Pese a ello, nos traemos un resultado que podríamos tildar de favorable, 1-1. ¿Qué sucede a la vuelta en nuestro campo? Nos ponemos 1-0, nos vamos a defender, y nos remontan. Volvemos a ser más agresivos, remontamos y cuando está apunto de finalizar el encuentro… la sorpresa. Volvemos a defender y nos empatan, un resultado que da el pase al rival.

La Champions

En la Champions una fase de grupos que deja un total de 4 victorias, 1 empate y 1 derrota. El susto del año pasado frente al Qarabag ya era historia, pero el Atlético no aprendió al completo la lección. Y es que los de Simeone cosecharon una dura derrota por 4-0 en Dortmund y un empate a cero frente al Brujas, en la última jornada, sabiendo que la victoria nos daba el pase como primeros. Todo ello empañaba una clasificación en segundo lugar que más tarde iba a tener su consecuencia. La Juventus iba a ser el duro hueso de los octavos de final.

Todo el mundo la daba como favorita, y es que si antes ya era temido en Europa, su refuerzo estrella, el jugador más determinante del mundo, Cristiano Ronaldo, la hacía aún más temible. El portugués, bestia negra de muchos equipos incluido el Atlético, al que ha hecho la friolera de 25 goles en 33 partidos. No obstante los partidos hay que jugarlos y el primer duelo en el Metropolitano iba a ser clave. Analizando el partido, vemos una primera parte de falso tanteo, en el que los dos conjuntos tuvieron sus ocasiones y un Atlético muy dominador, sobre todo en los primeros 20 minutos, supo contener las ocasiones y no materializar las suyas. En la segunda mitad, la heroica de Giménez y Godin iban a hacer justicia con la victoria por un solvente 2-0. Y es que el equipo lo buscó, no se encerró, lo mereció y estuvo muy fuerte en facetas defensivas. Resumiendo, el equipo compitió y no dio síntomas de debilidad, aún habiendo fases del partido favorables a los italianos.

Cambiaron las tornas en Turín. El Atlético de Madrid era merecido favorito y solo un milagro, o un mal planteamiento de Simeone, podía dejarlos fuera. Y desgraciadamente pasó lo segundo. Un partido con los 11 jugadores esperando atrás, dando el balón a la Juve y regalando las bandas. Eran constantes los centros de los italianos que llegaban solos por banda. Simeone confío demasiado en su poder defensivo pero delante tenía a ‘matadores’ como Cristiano, Mandzukic, Chiellini, Can… Que no son bajitos precisamente. Al final pasó lo inevitable, acabaron remontando y el Atlético no compitió. Buscando similitudes en ambas eliminatorias, podemos llegar a una conclusión tajante: sabemos competir ante la adversidad, pero cuando vamos por delante el planteamiento es erróneo, y el esperar en vez de noquear, nos lleva a la derrota en ocasiones clave.

El Atlético, se ha convertido en un equipo triste y pobre. Y compartimos esto porque se hacen difíciles de ver los partidos, por su falta de fútbol, su incapacidad ofensiva y su cada vez más rácano planteamiento. El Atlético es un equipo que gracias a su esquema defensivo ha ganado títulos, y ha triunfado en noches históricas. Pero ese fútbol defensivo, con jugadores muy físicos corriendo tras balón, realizando una buena presión, al contragolpe con unas bandas bien abiertas, unas jugadas ensayadas a la perfección y gran capacidad anotadora en balones aéreos, ha dado paso a un Atleti con fichajes estelares de 70 millones los cuales no habían defendido antes en sus anteriores equipos. Un esquema con “cuatrivote”, donde entran en juego dos interiores como Koke y Saúl, que lejos de darle velocidad al ataque, se dedican a poner calma al juego. Unas jugadas ensayadas que no lo son. Y unos balones aéreos que ya no crean peligro, con unos centros rasos y al primer palo que no sorprenden a nadie.

Un Atlético de Madrid en el que hay jugadores que no defienden, porque no estaban acostumbrados a defender. U equipo sin contragolpe, porque juega con cuatro medio centros planos. Unas jugadas ensayadas que han quedado en nada, en la típica falta donde Godín o Giménez se sitúan más allá del primer palo y el resto del equipo en el segundo, para que uno de estos la ponga de cabeza al área y alguien la remate. Una jugada que bien conocemos los habituales del Metropolitano, y mejor aún el resto de equipos contra los que se enfrentan los del Cholo. Por último, un cambio en la forma de sacar los córners. Una nueva fórmula que consiste en un centro a media altura al primer palo, donde uno de los rematadores casi en plancha tiene que peinar el balón atrás y esperar que, de nuevo, el balón sea rematado por un delantero rojiblanco hacia portería.

A la hora de hablar de los méritos o deméritos de un entrenador, debemos hacerlo con datos, y en este caso los números son demoledores.

El Atlético de Madrid a medio gas fuera de casa

Han sumado 21 de los 42 puntos posibles, el equivalente al 50% de los puntos lejos del Metropolitano. Situándose por detrás de Barça, Madrid, Girona y empatados con el Getafe. Además, el conjunto liderado por el Cholo Simeone ha encajado 12 de los 19 goles que lleva en contra esta temporada, por solo 16 de los 39 goles a favor esta campaña.

El muro defensivo del Cholo se desvanece

El Atlético de Madrid se ha caracterizado desde la llegada del Cholo por ser un equipo casi indestructible en defensa. Desde el año 2013, cuando el Atlético de Madrid se convirtió en campeón de Liga con tan solo 26 goles en contra en todo el campeonato, el equipo rojiblanco ha mantenido el Zamora, superado sólo en 2015 por el Barça. Este año no está siendo menos, sin embargo, el número de goles encajados por temporada cada vez es mayor, siendo esta la Liga con peores números en defensa.

Desde la primera temporada donde el técnico argentino dirigió al Atlético, la defensa colchonera había encajado una media de 24,8 goles por liga. Este año, en tan solo 28 jornadas, están cerca de alcanzar esa cifra con 19 goles a falta de 10 jornadas, cuando solo se han disputado ¾ partes de la Liga. Si la media de goles en contra continúa así hasta final de temporada, el Atlético superaría la media de los últimos 7 años.

Falta de gol evidente

El equipo juega a cerrarse y busca, tan solo en jugadas aisladas el gol. Por lo que es lógico que no sea muy goleador. Pese a tener delanteros de talla mundial como Griezmann, Morata, o Costa el Atlético va camino de firmar la peor campaña desde que está el Cholo en el club. Tan solo 49 goles en 28 jornadas, si la efectividad sigue así al final de temporada se alcanzarían 53 goles, siendo la peor marca, de lejos, de la era Simeone. Todo ello por detrás de los 58 goles de su primera temporada y muy lejos del promedio goleador durante estos años que es de 67 goles por temporada.

Está claro que el Cholo es y ha sido el mejor entrenador de la historia del Atlético de Madrid, pero que tras los recientes batacazos con todo a favor (y otros anteriores que no vamos a mencionar por no hurgar más en la herida) hay una parte de la afición que solicitamos un cambio.

Porque en todas las empresas (si señoras y señores, esto es un negocio, el sentimiento lo damos los aficionados) debe haber un relevo cuando tras varias oportunidades y con medios económicos notables no se consiguen los objetivos. Porque nuestro entrenador es el mejor pagado del mundo (24 millones de euros) y como tal también hay que exigirle. Todos recordamos lo que nos ha dado y siempre le estaremos agradecidos. No quiere decir que ahora sea malo, simplemente que su etapa acabó. Y el club tiene que estar por encima de cualquier persona.

Somos grandes, tenemos un presupuesto de 450 millones de euros y podemos seguir mirando hacia arriba. Querer crecer no es un pecado, ni creer que el tiempo de Simeone terminó tampoco. Tenemos memoria sí, por eso le otorgamos a Simeone el título bien merecido del mejor entrenador del Atlético de Madrid hasta la fecha, y el día que ponga rumbo lejos del Metropolitano, seremos los primeros en ovacionarlo, en reconocer lo que un tiempo atrás nos dio. Pero recordemos que lo importante son los títulos y eso se consigue con un equipo unido que cambia y se adapta y evoluciona para tratar de ganarlos.

No somos menos atléticos por no creer en una filosofía cholista prácticamente oxidada, porque sí, por mucho que nos duela, esa doctrina ya no es la misma.