15 mayo, 2024

Bajo el madroño: «Más Borja Garcés»

OPINIÓN. El pasado sábado sucedió lo inimaginable. El estadio del Atlético de Madrid silbó de forma atronadora al Fondo Sur mientras gritaba «vikingos no, vikingos no». Visto fuera de contexto, cualquier lector se echaría las manos a la cabeza perplejo. Pero casi es más conveniente no poner en situación tan asombroso hecho. Aquellos abucheos fueron la continuación de la masiva pitada que el Metropolitano en general -y la grada lateral en particular- dedicaron al cántico de la discordia: «menos Morata y más Borja Garcés». Tan ofensivas palabras alteraron el ánimo de una gran mayoría de aficionados atléticos, hartos de que el sector más animoso de la grada se dedicara a defender a los chicos de la cantera por delante de medianías madridistas.

Muchas voces opinaban lo mismo. El Frente Atlético se había equivocado. Y no les faltaba razón. Seguramente debieron modificar la letra para no generar tanta discordia. «Menos Morata y más Villarejo» o «menos Morata y más Gil Marín» hubieran producido más consenso entre los incondicionales del lateral. «Menos Morata y más animar», reclamaba algún ofendido disidente de logo en pecho mientras pelaba las pipas que guardaba en la palma de su mano.

Porque qué es eso de dar lecciones de buen atlético. Qué es eso de quedarse a alentar al equipo hasta el final, gane o pierda, llueva o nieve, pudiendo salir en el 80′ para no perder el Metro de las seis y media. Qué es eso de gritar el nombre de Koke pudiendo llamarle «gordo» mientras ovacionas a Joaquín. Qué es eso de defender los símbolos y la identidad que nos unen o protestar contra los delincuentes que robaron y saquearon el Atlético de Madrid pudiendo gorronear un palco o postear un ‘selfie’ con la bandera en Instagram. Plastas, que sois unos plastas. Y, por supuesto, qué es eso de poner por delante a un canterano pudiendo defender a un madridista confeso que dedicó varias peinetas a la grada rojiblanca en Lisboa.

Qué es eso de dar lecciones de buen atlético. Qué es eso de alentar al equipo hasta el final pudiendo salir en el 80′. Qué es eso de gritar a Koke pudiendo llamarle «gordo» y ovacionar a Joaquín. Qué es eso de protestar contra unos delincuentes que robaron el club. Plastas, que sois unos plastas.

La lógica del Metropolitano es aplastante. Tan aplastante que los que hoy justifican su apoyo al fichaje de Morata porque lo pide Simeone son los mismos que silbaron al técnico colchonero por un cambio. O los mismos que salen en las cámaras de la puerta 5 diciendo que ya va siendo hora de jugar bonito, ‘Cholo’. Aunque estés peleando Liga y Champions y seas el entrenador más laureado de la historia del club. Ellos son los que, ahora, se erigen como defensores a ultranza de Diego Pablo. Si estás contra Morata, estás contra Simeone. Así de simple.

Ante tal ejercicio de demagogia, conviene dejar las cosas claras. Diego Pablo Simeone es el entrenador del Atlético de Madrid. Su función es la de buscar aquello que, según su criterio, mejore al equipo en el plano deportivo. Pero el hincha es pasión. Entiende el Atleti más con la vida que con el fútbol, lo ama por encima de sus resultados y, fundamentalmente, detesta a su eterno rival. Uno debe despojarse de sentimentalismos; el otro vive de ellos. Es lógico, por tanto, que sus visiones sobre Morata difieran.

Simeone es el entrenador del Atlético de Madrid y busca aquello que mejore al equipo en lo deportivo. Pero el hincha es pasión y detesta a su eterno rival. Uno debe despojarse de sentimentalismos; el otro vive de ellos. Es lógico que difieran con Morata.

Pero no se confundan. El aficionado del Atlético de Madrid jamás cuestionará las decisiones del ‘Cholo’. Él es el jefe y ficha lo que le venga en gana. Sin embargo, tampoco se le puede exigir al hincha que acoja como uno de los suyos a un tipo que le despreció. Simeone lo sabe, y así lo dejó claro en rueda de prensa: «Es respetable la opinión de la gente, aunque yo busco futbolistas que le sirvan al club y al equipo». Pues eso. Respeto absoluto, aunque las posturas sean diversas. Y, sobre todo, a muerte con Diego Pablo, sean cuales sean las consecuencias.

Sin embargo, ni la fe mesiánica en el ‘Cholo’ alterará la naturaleza del aficionado del Atleti. Algunos se quejan de que aquí se ataca a los desertores mientras en Concha Espina reciben a los traidores con honores. Nunca una crítica fue tan gratificante, créanme. Por algo no somos como ellos. Y no solo eso: nos sentimos orgullosos. Orgullosos de más Borja Garcés. Orgullosos de más Víctor Mollejo. Orgullosos de más Fernando Torres. Orgullosos de más Gabi. Orgullosos de más Koke. Orgullosos de los nuestros. Orgullosos del Atlético de Madrid. 

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