14 mayo, 2024

Hoy, 3 de mayo de 2018, volvía a nuestro estadio la competición que tanto nos ha dado: la Uefa Europa League, y nos traía el partido más importante hasta ahora de toda la temporada: la gran semifinal, otra más para el saco. Aunque hoy recibíamos al Arsenal de Wenger, el último Arsenal de este mítico entrenador; un rival de altura que venía dispuesto a realizar la gran machada en un Wanda Metropolitano que, en la noche de hoy, nos ha recordado a nuestro más que añorado Vicente Calderón. Al otro lado de los banquillos teníamos a nuestra leyenda particular, Diego Pablo Simeone, que pretendía seguir agrandando la historia de su Atleti con su 4-4-2 más que característico. Oblak bajo palos; Thomas, Giménez, Godín y Lucas atrás; Saúl y Gabi en la sala de máquinas; Koke y la sorpresa: Vitolo, en ambas bandas; y arriba la dupla de oro: Griezmann y Costa. Los londinenses hacían lo propio con Ospina en portería; línea defensiva para Bellerín, Koscielny, Mustafi y Monreal; medio campo con Ramsey, Xhaka y Wilshere; y punta de ataque con Özil, Welbeck y Lacazette.

FOTO: AtléticoDeMadrid
FOTO: AtléticoDeMadrid

El choque comenzó como se esperaba, con un Metropolitano a reventar que alimentaba la motivación de los nuestros. Mucha intensidad y un toque de calma en los primeros minutos, mientras que nuestro rival se dedicaba a especular, intentando hacerse con la pelota ante la presión de los del Cholo, aunque también con peligro. Pero la primera ocasión clara fue para nosotros, un contragolpe que le llegaba a Costa que, tras zafarse de Koscielny, le valía al de Lagarto para plantarse ante Ospina, pero erró en la definición. Tras la acción, el central francés se rompía y tenía que ser sustituido: primer varapalo para los ‘gunners’, ya que en su lugar entraba el joven e inexperto Chambers.

El partido se empezaba a tornar en partidazo. Despliegue físico de los nuestros ante la velocidad del juego del Arsenal, que parecía coger las riendas del encuentro. Aunque sin muchas ocasiones, el partido estaba cada vez más intenso, por eso nuestro ‘7’ pedía ánimos a la afición tras una acción en la que se hacía una enorme brecha. Los nervios aumentaban de forma estrepitosa, y es que el conjunto de Wenger asediaba a los nuestros, demostrando la calidad que tienen en 3/4 de campo. Poco a poco las fuerzas volvían a nivelarse y empezábamos a llegar con peligro al área rival. Un esférico que enganchaba Koke desde fuera del área tras una serie de rebotes en el área se marchaba a milímetros del arco de Ospina; y Griezmann hacía lo propio, errando otra parecida 2 minutos después. Mientras tanto, en nuestra zaga destacaba Diego Godín, dando una auténtica lección de cómo defender. El inglés Wilshere se ‘picaba’ con nuestro capitán, y recibía la primera amonestación tras una entrada a Gabi. A relucir el brutal despliegue físico de Diego Costa, presionando a todo el que intentaba tener la pelota en la zona defensiva ‘gunner’…con su correspondiente merecido, y es que el hispano-brasileño hacía el primero tras una asistencia de lujo de Antoine que le dejaba solo en el mano a mano con Ospina. 1-0 y al descanso.

La segunda mitad comenzaba exactamente igual que la primera: presión asfixiante de los nuestros y, pese a todo pronóstico, la misma motivación de nuestro rival, que se iría dilapidando con el paso del minutero. Sin embargo el dominio del partido era nuestro, sobretodo en las áreas. Aunque el partido se empezaba a romper y llegaban ocasiones de ambos lados: Costa, para nosotros; Ramsey, para ellos. Partido de poder a poder pero el choque estaba controlado, como fueron los segundos 45 minutos, un dominio rojiblanco. Costa, y sobretodo Griezmann muy inspirados arriba. El francés lo intentaba de falta directa, aunque sin éxito. Corría el minuto 60 y el sufrimiento volvía a aparecer a flor de piel; atacaba y muy bien el conjunto londinense y volvía a aparecer El Faraón y el de siempre: Jan Oblak. Pero en vez de arrugarnos y defender, continuamos desplegándonos al 100% y volviendo a tener una ocasión clarísima en las botas de Grizzi. Wenger metía toda la carne en el asador con la entrada de Mkytharian, descuidando aún más su línea defensiva. Por contra, cada vez creaban más peligro y apunto estuvieron de sorprender a Oblak en varias ocasiones. Era el minuto 74 cuando saltaba al campo Correa, sustituyendo a un ovacionado Vitolo. Dinamismo y velocidad arriba para salir a la contra y cerrar el choque, y es lo que estaba consiguiendo el argentino, que dio frescura a los hombres de ataque. En plena jugada ofensiva, Costa pedía el cambio. Totalmente desfondado, el ’18’ abandonaba el terreno de juego en detrimento del Niño Torres. Ovación espectacular en el Metropolitano para ambos. Se combinaba entonces sufrimiento con espectáculo en el estadio, que estaba apunto de venirse abajo, recordándonos al viejo Calderón.

El rival no daba sensación de peligro y nosotros estábamos extramotivados y jugando con uno más: la afición. Torres tuvo en su mano el 2-0, pero Ospina lo evitó. Llegábamos al 90′ y el Wanda Metropolitano nos dejaba de nuevo con los pelos de punta ante la espera de la entrada de Savić. Todos los allí congregados (exceptuando a los ingleses) se rendían ante los jugadores y bramaban totalmente coordinados los cánticos que ya son historia viva de nuestro club. Los últimos 3 minutos fueron sorprendentemente tranquilos y dedicados a los que se dejaban la garganta.  Pitido final con sabor dulce. Victoria, 1-0 y a hacer las maletas.

Otra final europea más. Lyon nos espera y como dijo Luis…las finales no se juegan, se ganan.

Deja una respuesta