12 mayo, 2024

La Pizarra de Simeone: “Más se perdió en Lisboa”

“¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Se han ido ya? ¿Seguro? […] Menos mal… Qué sinvivir. Qué cosa más horrible. No se puede jugar peor al fútbol, tú. Dime que has visto las que ha fallado el Griez. Es que no las falla en la vida, ¡EN LA VIDA! Si nunca se pone nervioso en los unos pa’ uno. Ni que le haya invadido el espíritu de Luciano. Por el amor de dios. Y Gabi y Saúl, ¿qué? Estaban como un flan. En qué estaría pensando el Cholo gastando el único cambio normal que tiene sin meter al negro… ¡Qué esa es otra! El Diego y Luquitas lesionados. A ver si el CM se digna mañana por la mañana a poner el parte. Y si es temprano, mejor, que algunos tenemos que trabajar…”

FOTO: AtléticoDeMadrid
FOTO: AtléticoDeMadrid

Podría ser esta la conversación entre dos de los mil desplazados al José Alvalade, ocultos entre la variopinta maleza de butacas, resguardándose de la lluvia y buscando donde meter la cabeza para no seguir presenciando el ridículo de hoy. Quiero creer, desde lo más hondo de mi corazón, que la derrota es por mi culpa; “nunca apuestes a tu equipo”, decía uno que sabe. Igual… No sé. Estamos en semifinales, que no pare la fiesta. O sí. Cuando la casualidad comienza a hacerse moda uno ya no sabe qué pensar. Entre el batacazo que se llevaron los culés y el canguelo que sufrieron durante todo el partido los innombrables, no auguraba nada bueno nuestro compromiso. Fue un día raro. Sin apenas cobertura en la prensa nacional, algunos como yo nos enterábamos ayer de que la rajada del presidente lisboeta quedó en un aviso, y claro, mi idea era viajar a Portugal a hacer un poco de turismo. Cosa fea, Portugal, por cierto. Entre eso, la pasada de maquinilla de Griezmann y la ausencia de Thomas en el XI sabiendo que no puede jugar contra el Levante por sanción, se comenzaba a gestar una explosión de cosas locas, que no alocadas, señalando con el dedo hacia el cartel de: “Agárrense, que vienen curvas”.

El ritmo del partido en los primeros compases fue digno de un geriátrico. Lentos, indecisos, con poca fluidez en la salida de balón y más tiesos que la rodilla de un clic, el Atleti fue poco a poco entrando en su dinámica derrotista circunstancial que consiste principalmente en hacer un repliegue intensivo con los laterales teniendo que cubrir a dos marcadores para puntear los centros. Claro, si se junta el hambre con las ganas de comer no vamos a ninguna parte. La posición de Saúl dificultaba al equipo la salida, y el Koke de la primera parte fue infinitamente peor que el de la segunda. A eso súmenle el descaro y la potencia física de Gelson Martins y los plátanos más que calibrados de Acuña (hoy si entendí un poco mejor porque a veces le llama Sampaoli). Total, que en una de estas, sea por lo que fuere, te la iban a colar. Y nos la colaron bien colada. Después de una parada colosal de Oblak, el esloveno cometió uno de esos errores que en él se ven con la misma frecuencia con la que se observa pasar un cometa, y claro, la pifia (que no lo fue tanto a fin de cuentas, ya que el envío previo toca en Costa) te cuesta un gol. Te cuesta un gol y te mete el miedo en el cuerpo. Lo mejor al descanso fue el resultado (es un topicazo que no me gusta nada usar, pero va como anillo al dedo, es la realidad). Estaban anonadados. Parecían haber visto un fantasma. Quizás Lisboa no es el mejor sitio para defender un resultado, no.

Lucas, que había tenido un encontronazo en la primera parte, fue sustituido tras el descanso por Vrsaljko (descartada a las 00:04 una fractura en el pómulo). Para uno que estaba haciéndolo más o menos bien y se lesiona. Qué les voy a contar. Por suerte, dos hombres salieron al rescate del equipo cuando más lo necesitaba. Stefan Savic y Jorge Resurreción son sin duda los causantes de que el colegiado se haya ido a cenar antes de que fuera viernes. Exhibición titánica del montenegrino en defensa, realizando (y aunque me duela) el trabajo de dos. Lo tenemos muy maltratado por ser más lento que otra cosa y por no ser un especialista en el juego aéreo pese a su envergadura (lo va superando, también te lo digo). Al quite es un central sublime, es el gran blocador de disparos en Europa y tiene la sangre fría de unos pocos. No me parece mal que algunos lo cataloguen como el peor central del equipo, pero es que los otros tres, estando bien, son igual de buenos. Y después, lo de Koke. Escribo esto con mucha rabia. Rabia por el partido, con balón, de Saúl y Gabi, además de la “no entrada” de Thomas al campo cuando es el centrocampista que mejor asume estos contextos de partido trabado. ¡Joder! Sesenta pu*** minutos para que una cabecita pensante se plante delante de los centrales de cara para oxigenar el juego una vez el Sporting estaba ahogando con todos sus efectivos arriba. ¡SESENTA! Menos mal que apareciste, tocayo mío. Hizo todo lo que no hizo el resto del equipo: descargó, se ofreció y profundizó, o al menos hizo profundizar. La luz entre las sombras.

Al final, por todo esto, espero que sea anecdótico. Se venía de hacer una muy buena última media hora en el Bernabéu, y el equipo parecía estar más entero que nunca. Ahora hay que afrontar, una semanita por lo menos, la vida sin Costa y Lucas. Será difícil, y más viendo los fallos (aún más anecdóticos) de Griezmann en la noche de hoy. El 7 es muy capaz de fallar ocasiones claras, pero en los mano a mano creo que pocos futbolistas con más sangre fría que él. Bueno, que me voy por las ramas y esta gente tiene que descansar. A mejorar lo de hoy se ha dicho, éste no es el camino a seguir. Partiendo de este 1-0, jugando como nunca, perderemos siempre, pero jugando como siempre, no perderemos nunca. Lyon espera. Y créanme que nos espera a nosotros.

Deja una respuesta