13 mayo, 2024

Conforme va pasando el tiempo, la gesta de haber ganado aquella Liga en 2014 a Messi en su propia casa se va haciendo más y más grande. Competir contra alguien así o bien no debería estar permitido en el reglamento, o acaso tendría que estar compensado de alguna manera: jugando con 12 o partiendo con un gol de ventaja. Porque ayer, una vez más, se jugó a lo que él quiso y cuando él quiso. Al paso o a la carrera. Al pie o al espacio. Solamente él fue capaz de desnivelar un partido en el que el Atleti se vio superado en el medio una y otra vez en la primera parte, sin que, a pesar de ello, Oblak sufriera ningún sobresalto serio. Puede ser que Thomas, sobre el que volveré después, se equivocara al intentar empeñarse en rebañarle el balón a Messi a pocos metros de la frontal del área, provocando una falta que para él casi es como un penalti. Quizás fue un error, pero cuando te enfrentas a un jugador así, uno no sabe qué es lo correcto. Se pierde la noción de lo bueno y lo malo para pasar a la de lo malo y lo menos malo. Y colocó el balón en el césped y como si nada la puso en la escuadra por encima del salto de Costa y Saúl, esquivando a su vez el vuelo y la manopla de Oblak, que estuvo a punto de hacer posible lo imposible. Y ahí se decidió el partido. Punto final.

FOTO: La Liga
FOTO: La Liga

No se resignó el Atleti, que se empeñó en competir y trató de rebelarse contra el destino, como sólo el Atleti es capaz de hacer, pero ayer no fue el día. Como no fue el día de Koke, Saúl y Gabi, que por más que lo intentaron de verdad, su partido fue un ejercicio constante de imprecisiones. Correa agitaba, Thomas se multiplicaba donde le tocara jugar en ese momento, en el medio o de lateral, y fue creciendo según avanzaban los minutos. Como gigante se hizo también Giménez en uno de los mejores partidos que ha jugado con la rojiblanca. Él solito se comió a Suárez  y fue capaz de parar a Messi cada vez que venía desbocado a la contra. Y el partido murió intentándolo sin descanso, no sin antes atisbar un haz de luz en el único balón que pudo cazar Costa en el área para asistir a Gameiro. Rápidamente la luz se apagó en forma de fuera de juego por una pierna del de Lagarto. Es igual, podría estarse jugando aún el partido y los de Simeone se seguirían chocando contra un muro. Como dije antes, no era el día.

La tarde deja, no obstante, esperanza para el futuro. Un futuro en el que Thomas y Correa están llamados a convertirse en los pilares de este equipo frente a los que ya van cumpliendo años. Giménez ya lo lleva siendo desde hace 4 años, pero el ghanés y el argentino, ante todas las dificultades y obstáculos de esta temporada, han dado un paso al frente y están completando un máster sobre lo que significa mantenerse en este Atlético de Madrid, similar al que completó en su día Saúl

No quisiera despedirme sin recordar a todos aquellos que a modo de impostura se han puesto la camiseta del Atleti estos días y que ahora claman contra Simeone por tirar la Liga. Ya se la pueden quitar tranquilos y centrarse en lo que de verdad importa: el PSG y Neymar. No sé si por este orden.

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