29 abril, 2024

Soluciones Kevin & Thomas, ¿Qué desea?

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FOTO: AtléticoDeMadrid

Volvía la supuesta mejor liga del mundo al Metropolitano y, de la mano, un choque de trenes que quién sabe si se verán las caras en próximas rondas europeas. Sin duda que, después del Clásico, ningún partido entre dos equipos que no pertenezcan a la misma comunidad autónoma tuvo tanta historia como éste. Tras conquistar Moscú y Copenhague, Atleti y Athletic hicieron un alto en Madrid antes de cerrar las eliminatorias en casa.

El partido comenzó con un claro dominio de los del Cholo, tanto es así que antes de que se cumpliera el primer minuto de partido, Correa ya estaba haciendo de las suyas. Los rojiblancos estuvieron los primeros nueve minutos de partido pisando área constantemente, con varios ataques del genio argentino y de Griezmann por el perfil derecho haciendo daño al carril más débil de los vascos. Con el Athletic tratando de llevar el balón lentamente a campo contrario para recuperar fuerzas mediante la calidad de Mikel Vesga, (otra vez) Correa interceptó un pase que acabó en una posible falta (posible, porque no se pitó). En el minuto doce de partido comenzamos a ver de nuevo a Diego Costa escorado en banda izquierda, aunque con un marcador de la envergadura de Unai Núñez encima, ni siquiera “la Pantera” se pudo tomar un respiro. Al minuto siguiente, un balón perfectamente colgado por Antoine fue rematado por Giménez, quien, con una exquisita volea, estuvo a punto de perforar la portería de Kepa.

En la siguiente jugada siguieron pasando cosas. “Angelito” incidió por vez primera negativamente en el juego del equipo al frenar una contra y llevarse la primera amarilla, lo que llevó al conjunto rival a empezar a igualar fuerzas, si bien no evitó una jugada de Costa que acabó en un clarísimo penalti que no se pitó, como tampoco la pena máxima que evitó gravar el colegiado sobre Lucas tras impactar con el pie de Iñaki Williams en el remate. En esta misma acción, ambos jugadores se dolieron hasta el punto de requerir la entrada de las asistencias. Por suerte la cosa acabó en nada y Godín, ya listo para salir, se volvió a la banqueta con sus compañeros. Thomas Partey fue el hombre del partido. El último cuarto de hora de la primera mitad fue todo un clínic de cómo repartir pases y romper líneas. González González seguía para bingo, y es que se “comió” un tercer penalti, cometido sobre Giménez en un corner.

Tras aquella cómica acción donde Godín se retiró de la zona del cuarto árbitro tras haberse desprendido ya del peto, el charrúa entró al terreno de juego con el inicio de la segunda mitad por el lesionado Lucas. Los segundos cuarenta y cinco minutos iniciaron con dos polémicas: un aparente piscinazo de Costa y una posible cesión de la zaga athleticzale para Kepa. El dominio seguía siendo para los colchoneros, pero el gol no llegaba con el pasar de los minutos. Un pletórico Thomas siguió marcando la diferencia con y sin balón ante la impotencia de la medular de los de Ziganda. Si bien hablamos del ghanés es entre otras cosas por la jugada siguiente, donde le dejó un excelso centro a Costa, que con una gran volea, puso a prueba de nuevo al meta internacional con la sub-21. Con un Atleti que empezaba a cometer imprecisiones debido al cansancio, a los del Cholo se les hacía de noche y debieron tomar medidas, volviendo así a la defensa del Athletic aún más posicional y estática. Y ahí llegó algo de luz. En una sucesión de varios choques fortuitos, un pisotón de Saúl y un golpe en la cara con firma de Costa, Unai Núñez, el hombre del Athletic hasta ese momento del partido, abandonó el campo. Seguían los vascos sin crear peligro ante la atención de la zaga comandada por Giménez.

En el 58′ llegó el primer cambio tangible en las filas del Cholo: un desaparecido Koke dejó paso a Gameiro para buscar con más ansia el codiciado tanto del 1-0. Con un disparo lejano, se probó Correa de nuevo tras llevar varios minutos sin incidir en el juego. Con los niveles de presión y agresividad que pedía el contexto, Filipe se llevó la enésima amarilla del encuentro mientras se preparaba Ander Iturraspe para sustituir a un fatigado y apenas reconocible Beñat. En una contra con superioridad numérica, Griezmann pecó por una vez de egoísta y chutó desde larga distancia mientras se dolía Gameiro por un choque. Y el propio Gameiro, tras una exquisitez de Oblak haciendo un doble recorte a 30 metros de su meta, finalizó una jugada en la que el Athletic quedó totalmente desnudo tras recibir en su zona favorita un pase de su compatriota en el frente del ataque. En busca del Unocerismo como forma de vida, Simeone dio entrada a Gabi, que sustituyó a Correa antes de que Unai Núñez, ya recuperado, viese amarilla tras provocar una falta peligrosa que ejecutaría Thomas con un potentísimo lanzamiento indirecto. Novedades con la solución como objetivo en el banquillo del Athletic: entró Córdoba. Sin llegar aún su primer gol en Liga, Godín buscó el remate en un córner peligroso forzado por Costa en una galopada de mucha calidad. Minuros después de que la hinchada cantase quién sabe por qué, al figurón que es Radamel Falcao, Diego Costa, quien formase una de las dos grandes duplas del Atleti en el último siglo, pareció motivarse hasta el punto de anotar el segundo gol del encuentro tras un error de la zaga. Siempre certero el de Lagarto. Pese al gol, el ariete siguió buscando goles sin toparse con ninguno más. Realmente no fue su tarde, aunque para no serlo, facturó como sólo él sabe hacerlo. Una galopada de Lekue (de lo mejor del Athletic junto a Íñigo Martínez e Iñaki Williams) fue lo único destacable de los pupilos del «Kuko» en la recta final. Victoria rojiblanca en la que no se le ha exigido a Jan Oblak. Grandes noticias.

En resumen, otra exhibición colectiva del Club Atlético de Madrid. Dominando el juego, jugando bien (que no bonito) y poniendo a prueba al rival en todo momento. El equipo está de dulce en estos meses con Costa y Vitolo y ellos lo saben. Próxima parada, octavos de final en Europa League. Para llegar, a defender el 1-4 de la ida como hoy han hecho para asediar la portería rival.

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