14 mayo, 2024

Mayo de 2017. Despedida en el Calderón y Antoine Griezmann botando sobre el césped al ritmo de «quien no salte, madridista es«. Pocos se podían imaginar que apenas 72 horas después de aquella escena, y, tras ser preguntado en la televisión francesa por su continuidad en el Atlético de Madrid, dijera que había un 60 por 100 de posibilidades de que saliera. Lejos de matizar sus palabras, y para mosqueo general del personal, en las fechas posteriores siguió jugando al ni sí ni no, sino todo lo contrario…. que si tengo que esperar unos días para decidir… que si mi futuro está en manos de Cerezo… que si quiero ganar títulos y estoy listo para irme… Todo ello aderezado por crecientes rumores sobre un posible acuerdo con el Manchester United.

FOTO: AtléticoDeMadrid
FOTO: AtléticoDeMadrid

Llegó la confirmación de la sanción por el TAS y a las pocas horas Griezmann confirmó su continuidad, tanto en los medios como las redes sociales. «Me quedo, sería una mala jugada irme ahora. Ahora más que nunca #Atleti #Todosjuntos.» Sucesivamente, se confirmó la renovación del francés, que pasaría a cobrar 12 millones de euros por temporada, quedando la cláusula de rescisión en 150 millones de euros, únicamente para 2017, volviendo a los 100 millones a partir de verano de 2018. Se conseguía mantener a la estrella del equipo, aunque siempre quedó la impresión de que si la sanción se hubiera rebajado, el galo habría volado a otras tierras.

Comienza la Liga y en la primera jornada Griezmann es expulsado en Girona por llamar «cagón» al árbitro. Dos partidos de sanción y vuelta prevista para el primer partido en el Metropolitano. Consigue el primer gol en la historia del nuevo estadio y todas las idas y venidas veraniegas parecen disiparse en el olvido. Nada más lejos de la realidad. Antoine consigue un gol más en Liga, otro en Champions y realiza un gran partido en San Mamés, creando las jugadas de los dos goles.

Desde entonces, dudas. Muchas dudas. Bajón del equipo. Bajón de Griezmann. Se le ve correr, moverse, pero aparece con cuentagotas. No marca, no decide. Se va disipando cada vez más, y cómo no, se le recuerda lo que pasó en verano. El ambiente exterior parece comerle. Hasta Simeone apunta en su dirección. «No tenemos un jugador que decida los partidos él solo», dice el argentino. Uno mira el pasado reciente y ve que antes sí lo era: resuelve. Ello se traduce también en dos sustituciones y en muchos interrogantes ¿Qué le pasa a Griezmann? ¿Tiene la cabeza en otro sitio? ¿No es capaz de afrontar la exigencia que requiere Simeone para mantener al equipo en la élite? ¿Simplemente es una mala racha que quedará atrás en cuanto consiga marcar, a ser posible ante el Madrid?

Dicen que cuando uno está pensando en marcharse, es que ya se ha marchado… Yo no quiero creer que esto sea lo que le está pasando, pero estaría mintiendo si dijera que no tengo dudas al respecto. Quiero pensar que todo esto se debe a una mala racha que pasará más pronto que tarde, que su rendimiento mejorará exponencialmente una vez pueda jugar Diego Costa y él pueda jugar por detrás de él, que volverá a ser decisivo y que en verano, ya se verá… Todo lo que se diga, todo lo que se piense no será otra cosa que meras especulaciones. El tiempo nos dará las respuestas.

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