28 abril, 2024

Bajo el madroño: Griezmann y las despedidas

Dicen uno madura cuando aprende a decir adiós a las personas que ama. Suele aprenderse con los años, pero uno puede no llegar a conocer nunca la fórmula correcta. Con frecuencia nos encontramos ante el dilema sobre la forma en que debemos actuar. Esta semana estamos diciendo adiós a un viejo amigo, el Calderón. No por gusto propio, ni por necesidad, nos echan pero no pueden quitarnos nuestra despedida. Cada uno a su manera, pero nos despedimos. Y justo cuando estamos aprendiendo a decir algo tan simple como «adiós», llegó uno de nuestros buques insignias para desviar la atención.

atleticodemadrid.com
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Semanas después de dejar sentado a un periodista por preguntarle, por enésima vez, por su futuro, Griezmann se ha puesto voluntariamente delante de un periodista. Esta vez, en cambio, sí que ha respondido gustosamente a las preguntas sobre su futuro. La estrella gala, tras afirmar que había cero probabilidades de jugar en el Real Madrid, dijo que del 1 al 10 tenía 6 probabilidades de jugar en el Manchester United la próxima temporada y sólo un punto más (siete) de seguir como rojiblanco. Para colmo su hermano en redes sociales lleva un par de días incendiando a los colchoneros con un apoyo expreso al Manchester United.

El debate entre las filas rojiblancas no tardó en aparecer: ¿debe sentir los colores? ¿Debe marcharse? ¿Le falta el respeto al club?

En el fútbol moderno donde el dinero es lo primero, lo segundo, y lo tercero, las emociones han quedado relegadas al baúl de los recuerdos. Saquen las cintas en blanco y negro para ver sentimientos, el hd y el 4k no entienden del corazón. No puede extrañar que un jugador criado en otro sitio no sienta los colores, que quiera ganar más dinero, e incluso que quiera títulos. No todos son Koke, no todos pueden ser Godín. Y menciono al uruguayo porque hay honrosas excepciones en el fútbol. Jugadores que nacen a miles de kilómetros del lugar que considerarán su casa, de la gente que será su familia. Jugadores como Antoine son la norma.

Dicho esto, no podemos pasar por alto que el comportamiento del francés sobre el verde ha sido excepcional, ejemplar, con un rendimiento inmejorable. Trabajó a destajo cuando llegó para ser importante, y cuando lo consiguió no se paró. Continuó esforzándose hasta convertirse en la estrella que es hoy. Pero el Griezmann que vemos sobre el césped nada tiene que ver con el que abre la boca fuera del campo. Guiños a otros equipo, sin establecer un lazo afectivo con su afición, y aunque diciendo que se quedará en el Atleti dejando siempre la puerta abierta. El Atleti necesita grandes jugadores y seguramente necesita más a Griezmann que al revés, pero la forma en la que está manejando el asunto no parece la idónea.

El Atlético de Madrid es una institución que merece el mayor de los respetos, y más aún si trabajas en ella. A Antoine no le podemos pedir sentimiento, ni que quiera quedarse, pero le podemos pedir que si se quiere ir de verdad no monte una escena. Que no trate al club que lo ha convertido en estrella como un enemigo. Comportarse como un profesional fuera del campo también va en el sueldo. Le podemos pedir que si se quiere ir lo haga con elegancia, sin hacer un show, sin montar una subasta. En definitiva, le podemos pedir que si su intención es dejarnos que aprenda a despedirse.

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