28 abril, 2024

El 1 de febrero de 2014, como cada sábado por la mañana, me levantaba sobre las 10:00h, ansioso porque llegara el día siguiente, domingo, para ver a mi Atleti. Esas ganas de ir al Vicente Calderón iban a aumentar al conocer la peor noticia del año para todos los colchoneros, esa noticia que te dan cuando se te va un familiar querido así, de sopetón, sin que tú la esperes. Esta era el fallecimiento de Don Luis Aragonés.

atleticodemadrid.com
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Esas ganas iban a aumentar por que todos sabemos que cuando hay algún suceso que toque los corazones rojiblancos, en el partido siguiente el Calderón demuestra un gran espectáculo en las gradas. En este caso, tocaba los corazones atléticos y los no atléticos, debido a su pasado como entrenador de la selección española de fútbol donde logró conquistar la Eurocopa del año 2008 después de recibir mil y un palos. Pero el era así. Castizo como el barrio de San Isidro, Sabio como pocos y atlético, sobretodo atlético.

Al día siguiente llegaba el partido que más tarde se iba a recordar como uno de los mejores homenajes vividos en la orilla del Manzanares. Era una fría noche de invierno, típica de Madrid, el cielo despejado y un ambiente frío por los ocurrido más que por la temperatura. Todavía no estaba el estadio lleno del todo, cuando salían ex-jugadores rojiblancos con una enorme camiseta rojiblanca con el nombre de Luis Aragonés y su mítico 8 , la mayoría de ellos compartieron vestuario con el Zapatones de Hortaleza, y muchos llorando, como su amigo el Pechuga, al que también recordamos. A continuación, en los vídeo-marcadores, aparecía un emotivo vídeo donde se repasaba la vida de Aragonés, desde su estancia como jugador del Atlético de Madrid hasta su fatídico fallecimiento. Después, tuvo lugar el primer minuto de silencio donde los onces titulares del conjunto local y la Real Sociedad, se colocaron alrededor del círculo central durante un minuto de esos que marcan época, donde ni si quiera se escuchó el piar de los pájaros. Por último, el Frente Atlético sacó un tifo con el rostro de Luis Aragonés y una pancarta que ponía: Luis Aragonés, Leyenda atlética. El segundo minuto de silencio o mejor dicho minutos de silencio, empezó cuando acabó el primero, la pancarta de Luis se mantenía sobre el fondo sur, desde el primer minuto de silencio hasta el minuto 8, número que portaba Aragonés en su época de jugador rojiblanco. Esos minutos de absoluto silencio con las bufandas en alto fueron muy especiales, veía gotas en el suelo, y no eran de la lluvia, si no de las lágrimas que muchos atléticos, incluido un servidor, derramaban como si se tratase de un familiar cercano. Nos mostrábamos ansiosos de que pasaran los minutos hasta llegar al 8. Cuando llegó este emotivo momento, la grada estalló al grito de Luis Aragonés. Este cántico duró unos cuantos minutos, hasta que la gente, paró de cantar. Pero no piensen que fue así, el nombre de Luis, desde ese momento, comenzó a corearse cada día en el corazón de todos y cada uno de los atléticos.

Ese partido lo ganamos con un 4-0, que hacía mantenernos en lo más alto de la clasificación general de la Liga que más tarde conseguiríamos. El autor de uno de esos goles fue David Villa, que como no podía ser de otra forma, dedicó el gol al Abuelo, señalando al cielo madrileño. Como he dicho anteriormente conseguimos hacernos con  el titulo de Liga, por delante del Barcelona, pero en mi opinión, creo que esa competición no hubiéramos logrado sin tener en mente a Don Luis y su famosa frase «Ganar, ganar y ganar y volver a ganar». 

Para terminar, quería mostrar una frase: «Solo muere quien cae en el olvido«. Por lo tanto,  para todos los colchoneros de bien, Luis Aragonés y el estadio Vicente Calderón, fueron, son y serán leyendas vivas del Club Atlético de Madrid.

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