29 abril, 2024

Contracrónica: «Creer… Y conseguir»

Después de lo que este equipo nos ha regalado estos últimos cinco años, resulta desconcertante ver cómo, después de encajar un 1-2 en el minuto 78 de un partido, un goteo de personas empieza a abandonar lentamente el estadio cariacontecidos y moviendo la cabeza de un lado a otro. Es cierto que lo normal en esos casos es perder el partido. Incluso si en el césped se encuentra un puñado de gente que ha ganado una Copa en el Bernabéu al Real Madrid, una Liga en el Camp Nou al Barcelona tras perder a tus dos mejores jugadores en los primeros veinte minutos de partido y que ha jugado dos finales de Champions en tres años, eliminando a equipos como también el Barça (x2), al Bayern o al Milan. Todo ello aderezado además con el hecho de estar a años luz tales potencias futbolísticas, tanto en lo económico como en lo institucional.

Foto: www.atleticodemadrid.com
Foto: www.atleticodemadrid.com

¿Exigencia? Tal vez. Por supuesto, que hay que ser exigente, y más teniendo en cuenta la centenaria historia de este club, en la que siempre ha estado luchando con los grandes. Lo que pasa es que, si ahora somos exigentes, también debíamos haberlo sido cuando nos arrastrábamos por esos campos de Dios o cuando nos eliminaba un equipo de 2ª B de la Copa del Rey. La exigencia no solo debe aflorar cuando queremos pelear ligas o luchar por estar siempre en la final de Champions.

Dicho esto, el Atleti ayer fue preso de la ansiedad. No es la primera vez esta temporada. Las manos de Moyá en el minuto 5 y el nuevo penalti fallado esta vez por Torres entrada aceleraron al equipo hasta el punto de descoserse en muchas fases del partido. Hablando de Torres, mención especial a su obra de arte plena de instinto, mala leche y categoría. Una vez más. Ya he perdido la cuenta de cuántas van. No obstante, me temo que desde las tribunas periodísticas de la verdad única pasarán de puntillas sobre ella. Una vez más. También he perdido la cuenta de cuántas van.

Y llegó la segunda parte, y siguió la ansiedad. La montaña rusa. El 1-2. El seguir intentándolo aunque las cosas no salían. Seguir insistiendo. Seguir remando. Correa revolvía. Carrasco lo conseguía. Y llegó el éxtasis. Gameiro, Griezmann. La locura. Subir y bajar de las nubes. Que viva mi Atleti, de Madrid.

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