27 abril, 2024

Contracrónica: «Trompetas apocalípticas»

Vayamos por partes. Para empezar, el partido que hemos visto uno de los partidos más horrorosos que se le recuerdan al Atleti de Simeone. Un equipo plano, sin alma, partido por la mitad por momentos, desangelado, falto de duende y completamente atenazado quién sabe si por la responsabilidad, por la falta de forma de muchos de sus jugadores, porque unos cuántos saben que lo tienen crudo aquí a partir de enero por muchas oportunidades que se les dé, porque los años no pasan en balde para otros tantos o por un poco de todo lo anterior.

FOTO: AtléticodeMadrid
FOTO: AtléticodeMadrid

Con la sanción sin poder inscribir jugadores hasta enero, ratificada por el TAS en mayo, muchos sabíamos este verano que Simeone se hallaba ante su enésimo milagro: evitar que el paso del tiempo comenzara a mostrar grietas en su guardia pretoriana y mantener a ciertos componentes de la plantilla comprometidos hasta que llegara el crudo invierno. A fe que lo está intentando, especialmente con un jugador al que no para de dar oportunidades de manera inversamente proporcional al rendimiento que está ofreciendo. A otro de los jugadores, que este verano decidió disfrutar de las vacaciones primero y después tratarse de la lesión que arrastraba desde el final de la temporada pasada se le otorgó una inmensa oportunidad ayer en un partido capital saliendo de titular. Cierto que hasta la fecha había disputado únicamente 27 minutos, en los cuales hizo lo mismo que en los 70 que disputó ayer: nada. A todo ello se suman las idas y venidas veraniegas de tu jugador estrella aderezadas por una expulsión absurda en la primera jornada de Liga, tres partidos de sanción más y la consiguiente empanada neuronal de la cual aún no ha salido. Con todos estos ingredientes en la coctelera, más la consabida falta de gol que se prolonga desde hace tres años, el resultado es que estamos como estamos: mal.

Ahora bien, el que quiera arremeter contra una plantilla que lo ha dado todo en estos últimos 6 años, o contra un entrenador que ha devuelto la dignidad y la grandeza a una institución que otros se empeñaron en denostar, que vaya a otra ventanilla. El que haya comenzado a escuchar las trompetas del Apocalipsis que no siga leyendo. No hay nada peor que la falta de memoria, no acordarse de lo poquito que éramos hace no tantos años ni de todo lo que se ha conseguido después de aquella travesía por el desierto. La vida actual, en general, y el fútbol, en particular, viven mucho del momento, de lo inmediato. Lo que hoy es maravilloso mañana es puro terror. Y dentro del universo rojiblanco somos muy dados en ciertas ocasiones al histerismo y la autoflagelación. Que no cuenten conmigo. Porque estando en una situación muy difícil, aún hay posibilidad de reconducirla. El Atleti depende de sí mismo. Es una realidad. Las sensaciones a día de hoy son malas, muy malas quizás, de acuerdo. Pero hemos atravesado infiernos con mucho menos y hemos salido de ellos. Hay que agarrarse a Simeone con toda nuestra fe. Al que ha renunciado a oropeles por ser el jefe de su tribu de sangre. Al que se ha echado el peso de toda una institución sobre sus espaldas y ha decidido seguir haciéndolo recientemente por más tiempo. En él hay que creer. Por encima de aciertos y errores, que los tiene porque resulta que es humano. Aún hay tiempo, capacidad y sobre todo esperanza. Ahora y sobre todo ahora: nunca dejes de creer.

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