A falta de algo más de 24 horas para la reapertura del (Wanda) Metropolitano, hoy venimos aquí a recordar. Sí, a recordar. A recordar el legado de Luis, el “Sabio” que decía aquello de: “Ganar, ganar, ganar y volver a ganar, eso es el fútbol”. Pues bien, el Atlético de Madrid lleva ya 5 años ganando prácticamente todo (competiciones prohibidas, malditas, o el sinónimo que prefieran aparte) y no solo hablo de las dos Europa League, la Liga, Copa y Supercopas que posee la camada de Simeone en su haber. También se ha convertido este Atleti en un club que ha ganado escaños en las oposiciones a mejor equipo del mundo, aunque el objetivo se disipa aún lejos en el horizonte. Una de las causas de que la meta parezca muy complicada y pese a la solidez defensiva, el acierto en los momentos clave y un bloque de futbolistas que se mantiene indivisible, es que el Atleti lleva dos años sin celebrar un título, y algo menos de dos y medio sin alzar un gran trofeo al cielo de la capital. No hacemos esto como una crítica ni muchísimo menos. No hay nada peor que acostumbrarse a lo bueno (a lo mejor, diría yo) cuando tres equipos en Europa se reparten más de la mitad de la tarta.

En lo personal, no me afecta esta situación de no terminar de ganar nada desde aquella Supercopa al Madrid. Al Cholo y a sus guerreros les confiaría hasta mi vida (no soy el único), y sé que estas derrotas de los últimos 3 años están alimentando a una generación competitiva a más no poder en su objetivo por conquistar el mundo y marcar una época para los Anales.
La finalidad de estas letras como prólogo a la fiesta de mañana es hacer un repaso a los títulos más importantes de nuestra historia en el Metropolitano, y ceñirnos a las últimas copas del Vicente Calderón para no perder la fe si llega ese temido momento en el que no veamos a nuestro profeta dar instrucciones y gritar como un loco en la banda de su nueva casa. Por suerte le queda mucha guerra por dar, más de la que muchos creen.
La primera hazaña que consigue el entonces Atlético de Aviación es la consecución de las ligas de 1940 y 1941 con Helenio Herrera a la cabeza y la “delantera de cristal” como baluartes de aquellas conquistas. A estas se les uniría, en el 50 y en el 51, otro “back-to-back” del campeonato nacional, ya con el nombre actual. Al año siguiente, en el 52, se consiguió la Copa Eva Duarte, que adaptada al fútbol moderno vendría a representar la Supercopa de España. Tras una década menos brillante donde se ganan algunas Copas al eterno rival y aquella Recopa de Europa del 62, la temporada anterior a la inauguración del Calderón, el Atleti gana de nuevo la Liga con Luis Aragonés como estrella y representante del fútbol español durante sus años de gloria.
Y del Calderón, ¿qué vamos a decir? La época más carismática hasta el momento, aquella entre el doblete y los años actuales, habiendo pasado por casi quince años de sequía y dos de ellos en el pozo. La Intercontinental, 3 finales de Copa de Europa, la décima Liga y décima Copa… Es inútil querer expresarse más por el simple hecho de que no hay nada que no se conozca. El Calderón siempre será nuestra casa hasta que la historia nos diga lo contrario.
Ahora empieza una etapa que catapulta al club hasta la élite en todos los sentidos, con un estadio con capacidad para albergar cualquier partido, un ambiente inmejorable conforme la hinchada se habitúe al campo y una ilusión común por parte de todos y cada uno de los miembros del plantel. Va a ser un inicio lejos de un concepto de adaptación “rápida”. Las formas en las que se han hecho las cosas no han sido ni mucho menos las mejores, y es totalmente comprensible la indignación de muchas personas, reacias al cambio. En vista de que la directiva no ha dado lo mejor de sí, esperamos que los de siempre, los que defienden nuestra camiseta sobre el verde, respondan a los daños colaterales con fútbol, que al fin y al cabo es lo importante. Recordemos que a todos, absolutamente a todos, nos une el sentimiento por estos colores. Nada más. Aúpa Atleti…