
Foto: AtléticoDeMadrid
No mientas, Fernando. Los tipos como tú no se marchan nunca. Ya te despediste una vez hace 11 años y no te llegaste a ir. Aun en Liverpool, Londres o Milán nunca dejamos de celebrar tus goles, tus galopadas… Tú no dejaste de soñar con el escudo del Atleti, ni de enseñar tu corazón rojo y blanco allá donde fueras, ni de repetir durante aquellos veranos de Austria, Sudáfrica o Ucrania que en la Selección jugaba uno del Atleti y que se llamaba Fernando Torres.

No mientas, Fernando. Tú no te vas, como tampoco se fue Luis, que ayer asistió con el ceño fruncido y sonrisa picarona a tu no despedida desde su tercer anfiteatro repitiendo para sí mismo «Niño, no lo olvide, usted caiga siempre entre los centrales». Como tampoco se ha ido el Vicente Calderón. Tu casa. 365 días han pasado sin poblar sus gradas, pero no nos ha abandonado ni nos abandonará nunca. Ayer mismo reverberaron sus gradas al son del himno y entre un maravilloso mosaico que rezaba «De Niño a Leyenda» entre las rayas canallas de los colchones.
No mientas, Fernando. Tú no te puedes ir. Siempre estarás ahí, como el mejor amigo, el mejor padre, el mejor hijo o el mejor hermano. Al que siempre puedes acudir en los buenos y los malos momentos, convencido de que siempre va a ofrecer un hombro en el que apoyarse y unas acertadas palabras que reconforten el espíritu y el ánimo. Como hiciste ayer en tu particular oda a la memoria. Esa que tanto se echa de menos en el mundo del fútbol, tan preso de lo inmediato y del ahora. Porque cuando vengan los malos momentos (que vendrán) la mejor manera de superarlos será unirnos en el recuerdo de tardes como la de ayer, como la de hace un año a orillas del Manzanares, como la del miércoles en Lyon o como la del viernes en Neptuno. Algo que tendrán que aprender, por ejemplo, los que ayer tuvieron la ocurrencia de pitar a otros. Nadie lo sabe mejor que tú, que tuviste que soportar todo el peso de la institución cuando más feo pintaba, siendo prácticamente un adolescente.
No, Fernando. Tú no te vas. Con permiso de tu amigo Dani, nos queda una canción, nos queda la emoción… Nos quedas tú, que eres y serás siempre Atleti.