El canterano rojiblanco ha llegado a 100 partidos en Liga. Un mediocentro que ya es historia con tan sólo 22 años. Un jugador que es capital para Simeone. Saúl Ñíguez se está coronando en el fútbol europeo y es que no es sólo capital para Simeone, también para Lopetegui. Un jugador que ha crecido dentro y fuera del campo de la mano del técnico argentino. Un entrenador que siempre ha ido de cara con el jugador .

Saúl comenzó analizando sus 100 partidos en Liga con el Atleti. Más de un lustro desde su debut. El ilicitano dijo: «Se ve a un niño con mucha ilusión y a un equipo que te gana desde que bien jovencito ves que trabajan unidos. Cuando sales valoras el trabajo que hay aquí detrás de cada partido. Personalmente he evolucionado, estoy madurando… el trayecto es positivo». Una época en la que el Atleti conseguía títulos. En referencia a sí los echa de menos, apuntó: «Es un bonito recuerdo que tengo, pero sé que vamos a pelear por más títulos. Si no lo hiciéramos sí que los echaría de menos. Estamos cerca de conseguir grandes cosas. Estamos trabajando, creciendo, y tarde o temprano llegarán los títulos«.
En sus primeros años Simeone le fue de cara. Le dijo que tenía que salir cedido, que no tenía hueco. Sobre cómo afrontó aquella conversación, dice: «Fue en Los Ángeles de San Rafael, en pretemporada. Yo entrenaba para hacerme un hueco y él veía que tenía esas ganas de competir y que no iba a poder responder a lo que yo pedía, que era tener continuidad en el Atlético. Fue sincero conmigo y yo no tenía ningún miedo. Si el Atlético no contaba conmigo, me tocaba luchar… Mi idea era jugar, crecer, evolucionar y ya sí: cuando vuelvo es totalmente diferente, con la idea de ganarme un puesto. La gente te ve de otra manera«.
El ilicitano valoró sí la lesión de Tiago le abrió la puerta para hacerse un hueco: «No creo que sea así. Cuando se lesiona yo estoy con él en el campo. Con el paso del tiempo me he ido ganando la confianza del míster, con lesión o sin lesión. El partido después de la de Tiago jugué de pivote en Granada, no estuve bien y me cambió. Tenía la oportunidad de ventilarme del equipo, porque lo iba a entender, pero siguió apostando por mí y eso me hizo cambiar mi punto de vista: antes era jugar un partido y fuera, jugar un partido y fuera… pero en ese momento jugué, mal encima, y me dio la confianza de seguir. Eso me hizo madurar mucho«.
Saúl ha sido un jugador con potencial desde sus inicios y Simeone lo tuvo claro. En referencia a esto apuntó: «Al final él me ve entrenar todos los días. No es sólo la calidad que tenga un jugador, sino que él ve el hambre que tengo, la ilusión que tengo y lo que me ha costado estar donde estoy. Trabajo, trabajo, trabajo… y al final el trabajo paga«. El centrocampista no tiene una posición fija y este valora si es positivo o negativo: «Lo veo positivo, porque puedo ayudar al equipo en varias posiciones. Lo sabe todo el mundo: central, lateral, medio, delantero… casi todas. Lo único que deben tener claro es que cada vez que juegue voy a darlo todo. A veces jugaré de lateral y lo haré mal, a veces jugaré de delantero y lo haré mal… Son cosas del fútbol, pero yo duermo tranquilo. Si me dijeran que no estoy corriendo o sudando la camiseta no podría dormir. Te puedo gustar más o menos, pero nadie dirá que no he corrido. Mi padre me ha transmitido esos valores«.
En la carrera de Saúl hubo un antes y un después. La lesión del riñón sufrida ante el Leverkusen le hizo ver la vida de otra manera. Él ilicitano lo analiza así: «Es algo que ha pasado y ya está. Fue muy duro para mí, con toda sinceridad: me opero en el Rayo, a la vuelta tengo que ponerme un catéter, me dan el golpe, estoy cinco días ingresado, me ponen el catéter, me lo quitan, me hacen pruebas en pretemporada y se ve que el riñón está mal, tengo que jugar año y medio con un catéter interno… Al final han sido los años en los que mejor he estado o más he destacado, pero mentalmente era muy duro. Para mí se hacía habitual orinar sangre después de cada partido o sesión. No entendía otra cosa: si tenía que ir al baño, iba a salir rojo«.
Esto es un claro ejemplo de que en el Atlético está antes el bien grupal al personal. Saúl lo ve de la siguiente manera: «En ese aspecto miré por el hecho de que yo quería jugar. Hice lo que deseaba. No me la jugaba conduciendo un coche a 300, sino jugando al fútbol, que es mi pasión y mi vida. No me importaría perder un riñón por jugar al fútbol. Yo les dije a los doctores que me lo quitaran ya, que hacía la recuperación y volvía. Era lo único que quería, dejarlo de lado y que fuera como ahora: algo olvidado, una experiencia que cuento como tal«.
Todo ha hecho que Saúl madure con tan sólo 22 años: «Me han pasado muchas cosas, pero sinceramente pienso que soy el mismo que debutó con 17 años. No creo que haya cambiado algo en mí que digas: joder, se nota mucho más… En el juego vas creciendo, el tiempo de decisión es cada vez más corto y quizás la madurez provoca que elijas mejor. Tengo la pausa que antes no tenía, por el ansia de querer hacerlo todo bien. Ahora no tengo nada que demostrar, ahora tengo que jugar, rendir y ganar, que es lo que importa».

Saúl habló sobre sí pensó en algún momento salir del equipo: «Sí. Lo que quiero es jugar, y si no tengo la oportunidad de hacerlo aquí me toca irme. Eso está claro. A veces lo importante es jugar, y no tanto el dónde: crecer, fallar, mejorar… en el Rayo tuve la fortuna de jugar todos los partidos y cuando volví al año siguiente tenía muchas papeletas de salir cedido otra vez, pero a un equipo más grande. Al principio era que me iba, pero la última semana dijeron que me quedaba. Me acuerdo perfectamente: el Carranza lo cambió todo. Jugué bien, y nada más terminar el partido me dijeron que el míster contaba conmigo. Así empezó todo«. El Carranza cambió todo, un inicio que ha dado sus frutos. En cuanto a cómo acabará y si se ve como capitán, dice: «No sé si me veo o no, pero me encantaría. Es muy bonito llevar el brazalete del equipo en el que has crecido, pero también sé que hay gente que está por delante, como Koke, que es joven y va a estar muchos años aquí. No hace falta ser capitán: es bonito, no necesario«.
Llegando a la actualidad, Saúl analiza con la justicia que se está dando en este momento: «Justos o no, no soy quién para decirlo. Somos maduros, somos adultos y sabemos que no tenemos que hacer caso a lo que hay afuera. Todo lo que nos envuelve es negativo, sí que es verdad, pero te digo una cosa: dentro es cuando más fuertes estamos. Es lo que me encanta de este equipo y de este club: parece que todo se va a derrumbar, pero los cimientos están fuertes. Tenemos un grupo brutal y nosotros pensamos que estamos bien. Sabemos que vamos a sacar las cosas de una manera o de otra, jugando mejor o peor… primero hay que ganar para tener confianza, porque cuando la tengamos vendrán el juego y los goles».
En la Liga, nueve de los 14 partidos disputados han sido fuera de casa. Saúl habló sobre esto y dijo: «Es una temporada rara. No puedes fichar, no puedes jugar en casa los tres primeros partidos… tenemos que adaptarnos. Hay que dejar de tirar balones fuera y saber que esto es lo que hay y lo que va a haber, trabajando con esa base». Y también habló del Wanda Metropolitano. Quiso analizar si se sienten fuera de casa aún jugando en el nuevo feudo: «No, eso sí que no, porque tenemos a nuestra gente. Es verdad que iremos cogiendo más confianza con el campo y las dimensiones, pero para nada jugamos fuera: nuestra afición nos anima, sentimos cerca ese calor y magia que ellos crean«.
Valoró el fichaje de Diego Costa: «No era sólo cuestión de Diego y del Atlético. Él pertenecía a otro club, y si no quiere vender hay poco que hacer. Tampoco se nos puede ir la cabeza y ficharlo por 300 millones, más aún en el Atlético. El club y Diego han tenido paciencia. Él podía haber hecho otras cosas, pero quería estar donde está ahora. Hay que darle las gracias«. En referencia al «sobrevivir hasta enero» quiso mostrar que lo sienten como una falta de respeto: «No hacemos ni caso, porque no pensamos eso para nada. Ahora estamos los mismos jugadores del curso pasado. Tenemos una plantilla muy buena, competitiva, y estamos tranquilos en ese aspecto«.

Saúl analizó el problema con el gol: «Al final es una cosa que podía haber cambiado todo ese pesimismo que hay afuera. Si metemos esos goles y ganamos los partidos en los que hemos tenido esas ocasiones todo sería diferente, pero pienso que aún hubiera sido peor si no las creamos. En ese partido de Elche tuvimos cuatro mano a mano y un cabezazo de Fernando… por lo menos generamos, porque si no generamos no es cuestión de meterla o no meterla. En ese aspecto estamos más tranquilos. Si no es por calidad, al final será por cantidad«.
Habló del vestuario y de cómo es el mismo: «Cuando llegas a un equipo con esas estrellas, que miren por el bien del equipo y no por el suyo hace las cosas diferentes. El esfuerzo de la gente lesionada por jugar, Griezmann, que corre, que sube, que baja… es delantero y en otros equipos no lo haría, pero aquí está ilusionado para sacrificarse por el equipo. El vestuario es un grupo de personas que se hacen amigos después de tanto tiempo juntos y en el que no hay faltas de respeto. Nadie está por encima, y eso lo valoro mucho«.
Para finalizar habló de Simeone: «Simeone me ha moldeado y me ha ayudado a crecer. He tenido incluso problemas por decir en la prensa que quería jugar más, cosas que no se tienen que hacer, y él en vez de tomárselo a mal, «¿y este niñato?», al revés: lo tomaba como un acto de rebeldía, de que este chico tiene hambre y quiere jugar. Sabía que yo no lo hacía con maldad, que lo único que quería era jugar y competir. Supongo que de algún modo se ve reflejado en mí. Esos actos de rebeldía también los tendría él«.