
MADRID, SPAIN - DECEMBER 19: Rodrigo Riquelme of Atletico Madrid looks on during the warm up prior to the LaLiga EA Sports match between Atletico Madrid and Getafe CF at Civitas Metropolitano Stadium on December 19, 2023 in Madrid, Spain. (Photo by Florencia Tan Jun/Getty Images)
Rodrigo Riquelme vivió lo que es el Atlético de Madrid en sus propias carnes. No es necesario recalcar que el Atleti es como la vida, tienes momentos para todo tipo, desde la tristeza más cruel hasta la felicidad más plena.
El canterano, después de ser cambiado a la banda derecha por el ajuste defensivo del Cholo tras la expulsión de Savic, asistió a Antoine Griezmann demostrado su polivalencia en ambas bandas. Un centro milimétrico para el primero de los dos goles del francés que le permitieron igualar al Sabio de Hortaleza. Algo que le hizo, y le sigue haciendo doblemente feliz:
«Ha sido un gran pase. Me alegro por Grizi, que haya alcanzado a Luis Aragonés es una barbaridad, estoy feliz por él», decía Rodrigo en una entrevista post-partido.
«A mi me pilla lejos y no veo lo que se supone que haya visto el árbitro, no te puedo decir nada» comentó sobre la expulsión.
Sin embargo, pese a los dos tantos posteriores el partido se le haría largo a los de Diego Pablo Simeone. El Getafe, tras marcar el segundo tanto decidieron insistir en sus ataques por la banda derecha. Rodrigo hacía lo que podía estando siempre muy atento a las ayudas defensivas, sin embargo no deja de ser una posición distinta a la que suele desempeñar. En una de esas acometidas, de las últimas, Damián Suárez pone un centro, Roro intenta taponarlo lanzándose al suelo, con la mala fortuna de que el esférico termina golpeando su mano. Tras ello, el canterano se le vio muy afectado por esta acción, incluso al borde de las lágrimas.
«Estoy cayendo porque intento tapar la jugada tirándome al suelo pero no puedo hacer otra cosa no puedo cortarme la mano, una pena porque teníamos ahí el partido pero son errores que hay que asumir y hay que corregirlos», señaló.
23 años es la edad que tiene el atacante rojiblanco. Toda una carrera por delante, para olvidarse de una acción totalmente involuntaria en un momento tan crucial como tenso, que hasta al mejor de los jugadores le podría pasar