El debut soñado de todo arquero. La situación y condiciones idóneas. Como cuando a Casillas se le comunica en el mundial de Corea y Japón que Santiago Cañizares se ha cortado el pie con un frasco de colonia. Esta es la historia del hasta ahora, único gran partido de su carrera profesional. El día 11 de diciembre de 2016 era una fecha señalada en el calendario. Uno de esos días del año en los que se para el mundo para las dos mitades de Buenos Aires, para las dos mitades de los clubes más laureados del fútbol argentino. Días previos al Superclásico, Guillermo Sara, guardameta titular de Boca, sufre una luxación en el hombro que le impide disputar el partido. Y es entonces cuando el idilio se produce. Axel Werner debutaría en partido oficial con la elástica Xeneize ante el eterno rival, y, para darle más misticismo si cabe, en el Monumental. Nada podía salir mal. 2-4, 3 puntos para casa, y la sonrisa en la cara de un joven de 20 años que acababa de cumplir un sueño. Pero empecemos por el principio.

Axel nace un 22 de febrero del 96 en la ciudad de Rafaela, al centro-oeste de Argentina. Precisamente en el equipo más conocido de su tierra natal, el Atlético de Rafaela, realizaría su debut en la Primera División como profesional. Sería un 3 de octubre de 2015 en la cancha de Arsenal. Solo jugaría otro partido más esa temporada, el inmediatamente siguiente, frente a Godoy Cruz en el Nuevo Monumental (casualidad o no, así se llama el estadio del equipo de Santa Fe).
Pero no es esta campaña, sino la posterior, la que le catapulta a Europa. En la 15/16, y luchando por no perder la categoría, en los partidos que llegaría Werner a disputar, ni siquiera su media de goles en contra se sitúa por encima de 2 por partido, y eso que llegó a jugar ante Boca, Lanús o Racing, entre otros. 9 jugados, 17 goles en contra, y su primera portería a 0. Y es aquí donde aparece el Atlético de Madrid. El club, si algo ha sabido fichar con criterio en su historia reciente, son dos figuras: la de referencia ofensiva, y la de portero. Pues bien, Axel Werner firmaría con el Atleti el 23 de julio del año pasado para ser cedido a Boca Juniors.
Meses después de suceder la anécdota que relatábamos al principio, el pasado junio, el meta argentino se incorporó a la disciplina de Simeone con vistas a ocupar el puesto que dejarían a las pocas semanas Moreira y Bernabé. Un puesto frío. Aislado, quizá. Si ya la vida del portero el espectador medio la ve como la de un lobo solitario, imagínense como debe ser (¡y qué mentalidad tan fuerte hay que tener!) para ser tercer portero de un club cuyo primero tan solo es tres años mayor que tú. El propio André Moreira no llegó a jugar un minuto bajo la portería atlética. Werner ya ha disputado en su primera convocatoria un partido contra el Toluca, al menos es un paso, ¿no?
La realidad es que al igual que pasó en el Superclásico, le puede llegar la misma situación aquí. ¿Una lesión? ¿un traspaso? Quién sabe. Nadie lo sabe. No se sabe siquiera si llegará a pasar. Lo que sí sabe, y Axel lo sabe bien, es que tiene un reto por delante, y es estar preparado para el momento. El momento de defender a capa y espada la portería del Atlético de Madrid para convertirse, veremos, en el primer gran portero de la nueva era del Metropolitano.