
¿Se imaginan tener que disculparse por celebrar que han hecho algo bien en el trabajo? ¿Por tomarse una copa de más en la boda de su hermano/a? ¿Por gritar de miedo en el cine? ¿no? Pues Simeone es lo primero que ha hecho en su rueda de prensa previa al partido de este domingo. Un gesto de rabia, con más o menos elegancia, que le salió del corazón para celebrar con los suyos un momento importante y feliz. Una locura que nuestra sociedad provoca con juicios snobs e hipócritas, unos adjetivos que podrían relacionarse con el presidente del club que visita el Metropolitano.
La victoria en Champions ha servido para que el Atleti renueve votos matrimoniales con su hinchada. Una noche especial ha bastado para enganchar a la gente a esa droga llamada ilusión. La vuelta de Costa, la de Koke, la conexión charrúa en jugadas de balón parado, todo dispuesto para que el aficionado colchonero sienta humedecer su ropa interior como un adolescente en un desfile de Victoria Secret. Ser unos hijos de puta mola, que la gente lo vea y nos lo diga, aún más.
Porque el Atleti debe ser rock y no violin. Porque pretender asistir a una barbacoa en traje es la mayor tontería (y horterada) de la tierra. Y salir de ese camino, quizás por las lesiones, quizás por un intento de renovación ha sido un error, el cuatrivote más los dos superclase arriba es lo único que necesitan los rojiblancos para cabalgar a directos a la felicidad. Jugar bien no es jugar bonito, eso en otra ventanilla.
El Metropolitano recibe al Villarreal, que está sumergido en los fantasmas del pasado. Empeñado en querer descender ha contratado de nuevo al entrenador que no era el idóneo un mes y medio antes. Es como jugar a la ruleta rusa sin vaciar parte de la recámara, es muerte o muerte. Siendo antepenúltimos y a 2 puntos de la salvación no parece que sea lo mejor visitar al segundo de la Liga. Veremos si Rodrigo les pone parte de la mortaja.
El partido podréis seguirlo por BeIN LaLiga desde las 16:15 y por nuestro twitter @atleticosport