Un destino final, la Copa del Rey. Un duelo eterno entre dos enemigos íntimos que comparten su fobia al equipo de ACS. Partido de los de antaño para dar honor a una competición que es menor según quién la juegue y quién la gane. Atlético de Madrid y Barça, jugarán posiblemente el penúltimo (si no el último) partido de Copa que verá el Vicente Calderón. Este encuentro llega en un mal momento para ambos, aún así garantizan mucho fútbol. Estamos ante el clásico choque de estilos que es tan evidente como que Matallanas no soporta al Cholo. Las lesiones son sin embargo protagonistas. El Atleti tiene la enfermería llena con Augusto, Tiago, Oblak y Giménez. El Barça está falto de 2 de sus tres hombres indispensables Iniesta y Busquets.

Con el sorteo ninguno suspiró de alivio, seguramente veamos el mismo partido que llevamos viendo los últimos años pero con matices distintos. El momento de forma de los jugadores de ambos equipos marca mucho el ritmo y la forma de competir. El Atleti carece en estos instantes de un goleador, un nueve capaz de atemorizar la defensa blaugrana. A falta de un asesino de área, Simeone recurrirá a un invento que casi funciona hace un año, a Carrasco como pareja de baile de Griezmann. Juntar mucha velocidad para hacer daño a una defensa que deja muchos espacios a la espalda.
Si el ataque preocupa en las filas rojiblancas no es menos la preocupación que proporciona sensación de fragilidad defensiva en las últimas fechas. Las cifras dicen que no se defiende tan mal, pero las sensaciones son otras y son muy poderosas. El mal momento de Godín, y la falta de un mediocentro que dé el empaque que necesita el sistema del Cholo nos llevan a pensar que sufriremos más que otras veces. Gabi volverá al centro del campo, para dar orden y mando. El capitán no es un jugador cuya labor se note excesivamente sobre el campo. Como las mejores cosas de la vida, es cuando faltan cuando de verdad apreciamos todo lo que hacen. Con Gabi el Atleti, es mucho más Atleti.
Los equipos parecen previsibles y el guión establecido sin sorpresas. Sólo la voluntad del diez de dieces puede desequilibrar la balanza. La zurda atómica venida de una galaxia lejana, muy lejana, para tiranizarnos. No es The Best porque eso sería admitir que es posible compararle. Messi no admite comparaciones, es leyenda y será eterno. Pertenece a un Olimpo, un club exclusivo, en el que es rey y señor de este deporte. Entrenadores que van y vienen, compañeros de tridente que cambian, de nombre y características, pero él permanece siempre como eje de una máquina de hacer fútbol. Alfa y omega, si él funciona, el Barça es feliz. Los rojiblancos le rezamos para que coja un catarro o no pueda desplegar su voluntad sobre el nuevo verde del Calderón.
La afición desplegará miles de papeles para organizar un gran recibimiento al equipo equipo. La voz del Calderón retumbará una vez más para meter el primer gol desde la grada. El ambiente será ensordecedor, hay un título en juego y nosotros lo queremos. La Copa debe teñirse de rojo y blanco.
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