
Los aficionados rojiblancos venían acostumbrados a ver al filial peleando por volver a la segunda división. Pero este año, salvo que se cambie totalmente la dinámica del equipo, parece que luchará por no descender al menos a la peor categoría que va a nacer este año. Según los resultados y la posterior segunda fase, los equipos pueden ir a la primera, segunda o tercera RFEF, es decir, las nuevas tercera, cuarta y quinta categoría del fútbol español. Y hablando en plata como el Atlético de Madrid B no «espabile», puede terminar al menos en la quinta categoría del fútbol español.
Parece que ha habido un cambio radical de un año para otro. Y es cierto que muchos jugadores ya sea por cesión o por traspaso, este año no vestirán la rojiblanca, y el año pasado si que formaron parte del equipo que llegó a soñar con ascenso. Pero por muchos cambios que haya habido jamás se podría pensar, que él filial solo haya conseguido cuatro puntos de los 21 posibles.
Hay mucha calidad, muchas ganas, mucha actitud que se ve reflejada en el terreno de juego. Pero hay algo, una tecla que falla, una que hace que el filial no termine de encontrar el gol de la tranquilidad. Se les ha visto dominar sobre el verde en más de una ocasión, pero el gol les relaja demasiado.
Muchos ponen la solución en un cambio de entrenador. El nombre de Milinko Pantic, no para de leerse si entramos en el #AtletiB, o en los comentarios respondiendo a tweets de la cuenta oficial de La Academia. Otros directamente lo achacan a la directiva, como principales culpables de vender talentos.
Lo cierto es que de una manera o de otra, el Atlético de Madrid B, tiene que cambiar el chip de manera inmediata para poder seguir aspirando a todo como lleva haciendo los últimos años. Pero ese cambio tiene que venir ya, porque mañana viene una prueba de fuego. El rival será el Getafe B. Un partido que se canceló en su momento por varios positivos en COVID-19, y que se jugará en el día de hoy las 17:00 en el Cerro del Espino.
Último tren que sale para intentar estar el año que viene en la categoría más alta posible, y última bala que tiene Nacho Fernández para demostrar que si pudo hacernos soñar con el ascenso el pasado año, también puede salvar al filial de una categoría que no se merece.