El Atlético de Madrid recibía al Málaga en lo que no se avecinaba un partido fácil. Tras ganar el pasado miércoles al Bilbao, no se esperaba un partido fácil en el que la parroquia colchonera no falló. Se colgó el billete de no hay entradas a una hora del comienzo del encuentro.
El partido comenzó como el tiempo, frío, y sin ocasiones para ninguno de los dos equipos. Con el paso de los minutos, el conjunto colchonero se comenzó a asentar en el terreno de juego pero sin ocasiones claras de gol. Los de Simeone, muy seguros atrás con la pareja Giménez – Lucas, comenzaron a hacerse el dominio del partido y esto lo reflejó en ocasiones. El Málaga también contó con una ocasión clara de Cop, que despejó Oblak a córner. A los quince minutos de partido, tras un centro de Carrasco desde el lateral izquierdo Torres no consiguió rematar al primer palo y Griezmann, sólo, mandó el balón rozando el palo de la portería defendida por Ochoa. El partido comenzó a entrar en una fase brusca, en la que Mateu Lahoz, arbitro del encuentro, no tomó las decisiones acertadas. La afición que abarrotó el Vicente Calderón se enfadaba.
La primera parte entró en su recta final cuando Torres presionó un balón en la línea de fondo, robó y tras una gran jugada no consiguió poner el balón al corazón del área. En la misma jugada, tras un gran centro desde el lateral derecho, el propio Torres no consiguió rematar en el punto de penalti. A menos de tres minutos para el final, Carrasco disparó desde la frontal pero su disparo acabó despejado por Ochoa. En la misma jugada, al caer, Carrasco se resintió de un golpe en el tobillo y al descanso se retiró por precaución. No hay parte médico del club, pero veremos en que se queda la lesión del jugador belga. A un minuto para el final, el Málaga atacaba por el lateral izquierdo y desde el banquillo colchonero salió un balón, pero el colegiado no paró el encuentro. Así acabó la primera mitad, sin ocasiones claras de gol.
Tras el pitido final, Mateu Lahoz llamó a Simeone por el hecho del balón. Charló con el técnico rojiblanco y se especulaba con una posible expulsión. Así fue. Tras la vuelta, en la segunda mitad, el técnico colchonero había sido expulsado y no se pudo sentar en el banquillo en la segunda mitad. Según el reglamento de la RFEF, el argentino se expone a una sanción de hasta tres partidos.
Comenzó la segunda mitad, con el ‘Mono’ Burgos en el banquillo y el Atlético de Madrid atacando. Tuvo una ocasión clara, tras una jugada ensayada, en la que Saúl no consiguió mandar el balón al fondo de la red. El Vicente Calderón se cabreaba con el colegiado por algunas decisiones de este. A diez minutos del comienzo, Simeone decidió dar paso a Correa que sustituyó a un magullado Carrasco. Apretaba el Atleti, apretaba su afición viendo a un conjunto rojiblanco superior al conjunto de Javi Gracia. Rondaba el minuto sesenta y Correa, que llevaba unos muy bueno minutos, cogió el balón en el pico del área y tras una gran internada hacia la frontal, golpeó y tras un rechace hizo el primer y único tanto en el marcador. El joven colchonero se acercaba al banquillo para celebrarlo.
Simeone decidió dar descanso a Griezmann, que fue sustituido por Augusto. El argentino, muy seguro en el centro del campo, dio pausa a un Atleti que se encontraba desbocado. Saúl lo intentaba desde el pico del área, pero su disparo cruzado se marchó desviado. Ángel Correa estaba siendo clave. Eléctrico, vibrante y con ganas. Una gran jugada, en la que el argentino fue derribado pero no fue amonestado el jugador malaguista. El partido estaba roto, y el Málaga buscaba un gol que le diese el empate sin apenas peligro. Por parte del Atleti, únicamente Correa mostraba señales de peligro. El encuentro murió en el área visitante, con una jugada que acabó en nada. El colegiado pitó el final.
Tres puntos de oro, en las que el Atlético de Madrid supo sufrir y aguantar un resultado ajustado. Ya sólo queda pensar en el encuentro del próximo miércoles frente al Bayern de Múnich, correspondiente a la ida de semifinales.