Se hace complicado pensar qué hizo y qué pretendió Diego Pablo Simeone en lo puramente futbolístico en una noche como la de ayer. Se hace muy complicado tratar de analizar un partido de tal calibre emocional, dejar este aspecto de lado y estudiar cómo intentó plantear el encuentro el técnico argentino. «Uno intenta abstraerse de la emoción del nuevo escenario, pero las emociones van por dentro, sientes y observas» fue lo que Diego Pablo comentó en la rueda de prensa posterior al encuentro. Un trabajo complicado el de ayer en el que ‘El Cholo’ tuvo que sacar un once veloz arriba y controlador en el centro del campo aunque, quizás demasiado en esta última característica. «En el primer tiempo, el dominio fue nuestro, pero el Málaga hizo un trabajo defensivo enorme. Cuando apareció el gol en la segunda mitad, las situaciones comenzaron a aparecer» añadió el de Buenos Aires, una cita que resume a la perfección las intenciones de ambas entidades.

El Atlético de Madrid salió con el salvador e indiscutible Jan Oblak bajo palos, una defensa rotativa en el eje con Godín y Lucas, el cual está haciendo un gran juego siempre que tiene la oportunidad y esto no pasa desapercibido para Simeone que comentaba: «Viene trabajando de una manera enorme. Tenemos cuatro centrales fantásticos y a cualquiera que deje fuera soy injusto, pero cada uno tiene unas características diferentes. Lucas está trabajando bien y transmite ilusión. Esperamos que pueda seguir con este nivel, sobre todo por esa ilusión que transmite». Por su parte, el uruguayo tan inmenso e importante como siempre acompañado de dos de sus escuderos, Juanfran y Filipe, por los laterales. El de Crevillente y Filipe no están a su mejor nivel ofensivo pero en defensa, ayer, consiguieron no ser ni siquiera superados por lo que su partido fue bastante positivo. Ahora llega el siempre rompecabezas de Simeone, la medular. Ayer optó por ‘superpoblar’ el centro del campo con jugadores como Gabi y Thomas, los cuales tienen el mismo perfil, y Koke y Saúl a los que les dejó merodear entre la línea medial y los dos puntas Griezmann y Correa. En la primera mitad se podía observar un claro 4-4-2. Con dicha formación, Saúl anduvo un tanto perdido, algo que mejoró en la segunda parte con la entrada de Carrasco por Thomas. Con esa sustitución, el ‘8’ retrocedió su posición para colocarse junto a Gabi y de esta manera dejar la banda izquierda al extremo belga. En la delantera, el francés y el argentino no disfrutaron de muchas ocasiones, sobre todo el ex de la Real Sociedad que no se encontró hasta que cambiaron de campo los equipos. Ángel por su parte estuvo muy participativo aunque la suerte que le hacía falta llegó con la amenaza del cambio. Torres estaba listo para ingresar en el rectángulo de juego cuando Correa recibía de Juanfran un balón largo, se inventaba un regate en el lateral del área y colgaba un balón a media altura para el posterior gol de Antoine.
Ha sido un encuentro más difícil de lo normal. El Málaga llegaba con cero puntos de nueve posibles, llegaban con las ganas de estropearle la fiesta al equipo de Simeone, pero el técnico argentino le demostró a Michel que él está a varios niveles por encima del ex madridista. Los malacitanos trataron de defender en propio campo con los once futbolistas y salir a la contra con la velocidad punta de jugadores como Alejandro Mula y la definición de Borja Bastón, sin embargo, cuando consiguieron acercarse a portería local, ahí estaba el mejor portero del mundo, Oblak.