El Cholismo ese movimiento gracias el que Diego Pablo Simeone puso de su lado a cientos de miles, si no millones, de aficionados al Atlético y al fútbol. Gente que no es aficionada al club rojiblanco sino que lo es a ‘El Cholo’. Sumó adeptos y pasiones desde que llegó. Impuso su filosofía y su juego y, título de Liga y Copa mediante, se ha convertido en el mejor entrenador de la historia del club colchonero e incluso, para muchos, del mundo futbolístico actual. Bajo el lema ‘partido a partido’ se impuso a los dos titanes españoles y ganó una liga que nadie imaginaría. El problema llega cuando ese histórico ‘partido a partido’ pasa a un segundo plano. El Atlético de Madrid no consigue marcar gol y eso hace que el equipo se obsesione con este. El partido pasa de ser lo importante a lo secundario. He escuchado decir a muchos aficionados que el Cholo se ha terminado. Yo les respondo: una mala racha tras cinco años de grandes triunfos se magnífica más de lo normal. Yo sigo confiando en él pese a no compartir el hecho de que con un gol (en los partidos que ocurrió) a favor se eche atrás a defender el resultado, pero eso es otro cantar.

Ayer ante el Qarabag volvimos a ver al Atleti vulnerable en balones aéreos. Volvimos a ver a ese Atleti fallón. Volvimos a ver a ese Atleti que pierde puntos importantísimos que te cuestan una clasificación a octavos 5 años después. Pero siempre queda ver a nuestro Atleti. Simeone salió con Oblak bajo palos el cual no tuvo trabajo salvo en el gol del Qarabag donde un remate a bocajarro perforaba su portería. En una defensa de cuatro militaban los de siempre. Juanfran y Filipe por los laterales con algo de profundidad en ataque pero con lagunas en defensa aunque ayer esta última faceta casi no se vio y en el centro de la zaga Savic y Godín. El montenegrino últimamente estaba bastante bien pero ayer la intensidad con la que juega le pasó factura cuando se la jugó con una amarilla en su haber. Expulsado en los últimos minutos del encuentro igualó la previa roja a un futbolista del Qarabag. Godín estuvo algo fallón pero con su implicación destacó más que otros jugadores. Por delante de ellos estaban Thomas, Gabi, Saúl y Correa. Los dos primeros se encargaban de dar juego en la medular. El español se impuso como el mejor jugador del Atleti con la intensidad y orgullo que le caracterizan mientras que el africano, pese al gol, no tuvo una buena noche. En las bandas ‘El Cholo’ dejó a Correa y Saúl los cuales jugaron buenos minutos, sobre todo el argentino con algún que otro chispazo. Arriba dejó a Gameiro y a Griezmann. El segundo fue liberado por Simeone por lo que el mítico 4-4-2 se transformó en un 4-4-1-1 donde Kevin se quedaba como único delantero. Con los cambios de Gaitán y Torres el Atlético no ganó en nada, ni en velocidad ni en calidad. Un Atleti perdido en ataque que NO MARCA GOL y no se puede ganar un partido sin hacerlo.
Aún existe una pequeña posibilidad aunque bastante remota, de que el equipo se clasifique para octavos de final. Todo pasa por ganar a la Roma y luego al Chelsea y que uno de ellos pierda puntos ante el Qarabag. Difícil pero no imposible. Confiemos en Diego Pablo Simeone y en sus jugadores. En algún momento tiene que llegar la calma a esta tempestad.