En la maratón por hacerse con el campeonato de liga, el Atlético de Madrid visitaba Heliópolis en busca de los tres puntos para mantener la distancia con el Real Madrid, seguir de cerca al Valencia y meter presión al líder, que aún no había jugado. Sin Griezmann, con la ansiedad de saber que son dos las fechas que restan para alinear a Diego Costa y con una sobrecarga física y mental tras la eliminación de Champions, Simeone buscó el once más competitivo posible para salir de Sevilla con la victoria o, por lo menos, igualar la mejor racha como visitante del club en su historia en términos ligueros.

El Betis, con su clarísima identidad que para nada sirvió en esta fría tarde de domingo, salió al Villamarín haciéndose fuerte entorno a la figura del esférico y dominó durante los primeros veinte minutos, sin crear demasiado peligro, pero amenazando desde la posesión a los del Cholo con un gran Fabián Ruíz, hoy supliendo a Javi García en el pivote. Un activo Cristian Tello fue de lo más peligroso y eléctrico en el frente de ataque verdiblanco, principalmente porque Vrsaljko, que volvía al lateral derecho, no tuvo el día defendiendo, si bien fue muy positivo su impacto en la ofensiva. Godín repartiendo y despejando; Savic, como una roca para bloquear disparos y centros laterales. Hoy la defensa volvió a ser la base de todo, como antaño. Y por si la cosa no funcionaba, ahí estaba el gigante esloveno, puntual pero decisivo para la consecución de la victoria. Filipe, uno de los más regulares, como siempre, tardó en engancharse al partido, pero finalmente se adaptó a lo que se proponía y destacó una vez más. Thomas volvió al centro del campo con la tarea de ser el que más tenía que abrirse en la medular, y esto le causó alguna pérdida que otra. Sin luces ni sombras pasó el ghanés por Sevilla. De Koke, poco podemos descifrar. A ratos se le ve perdido pero no por ello deja de ser indispensable para todo y para todos. Dichas las… “Bandas” … Vamos con la sala de máquinas. En el doble pivote se posaron los dos pulmones del equipo. Gabriel “perro viejo” Fernández completó un partido cholista de manual, siendo clave en la recuperación del balón y en oxigenar el juego. Saúl, por su parte, nos empieza a malacostumbrar a todos. Otra vez volvió a abrir la lata. Cuando el dominio bético empezaba a ser asfixiante y prolongado, un largo envío de Godín provocó un gran centro a media altura de Vrsaljko que remató el de siempre. Y con eso nos fuimos al descanso y posteriormente a Madrid los jugadores. En la punta de lanza, un desaparecido Gameiro y un errático Correa no ofrecieron soluciones de ningún tipo. Evidentemente, pocos balones tocaron, pero tampoco Torres, que contactó más con la redonda cuando entró, consiguió hacer lo que Saúl realizó una hora antes de su entrada. Los otros dos cambios supusieron un cambio de sistema muy reconocible que, además, funcionó bastante bien para frenar a los extremos verdiblancos. El primero y más significativo, dio entrada a Giménez para sustituir a Correa, probando así Simeone a Sime como interior, como hiciera con Juanfran en Copa un año atrás para devolverle a su juventud. Esto no cambió el 4-4-2, pues Thomas, haciendo de Raúl García, se colocó junto a Gameiro para intensificar la presión colchonera. Tampoco así se doblegó al Betis, en gran medida gracias a una gran actuación de Zou Feddal, seguramente el mejor jugador del rival en la tarde de hoy. El último cambio, cuyo objetivo era aguantar la última sacudida para resistir frente al temporal, fue el de la entrada de Lucas por Thomas, dibujando un 4-1-4-1 con Gabi en el “5” y Filipe y Vrsaljko muy liberados y abiertos en banda, imprimiendo cemento en los laterales con el joven canterano y Jose María Giménez cubriendo los carriles.
En resumen, ni un 30% de posesión hizo falta para castigar de nuevo a los detractores del cholismo. En un nuevo ejercicio de supervivencia previo al mes de enero, los de Simeone mantienen la comba con el liderato y aguardan la llegada de los refuerzos invernales como agua de mayo. Alavés y Espanyol, últimas batallas previas a la llegada del hijo pródigo.