Nuevo partido para el Atlético de Madrid. Esta vez en la ciudad madrileña de Leganés donde esperaba el club del municipio en séptima posición de tabla. Por su parte, nuestro club se veía obligado a ganar ya que veníamos de una derrota ante el Chelsea en Champions y por otro lado, el Sevilla acababa de ganar su partido en el Sánchez Pizjuan por 2-0 al Málaga. Sin embargo, nada de esto valía. El Atlético no encontró ningún resquicio en la defensa de los pepineros y no consiguió provocar peligro alguno en la portería de Cuellar, no obstante, los locales tuvieron tres ocasiones clarísimas para marcar pero Jan Oblak no lo permitió.

La alineación que sacaba Diego Pablo Simeone era un tanto novedosa. Tres defensas, cinco medio centros y dos delanteros, formación que queda pintada 3-5-2 pero que no sirvió para nada. Un partido más tras el desastre del Metropolitano ante el Chelsea. Simeone no acertó. No hay figura grande sin crítica en el fallo y este ínfimo socavón en la buena temporada que se ha iniciado hay que comentarlo. Diego Pablo decidió colocar por delante del mejor portero del mundo a tres defensas. Giménez, Savic y Godín se encargaron de parar los pies a los delanteros locales aunque fue Jan Oblak el que mejor actuó. Giménez finalmente actúo de lateral derecho y en defensa anduvo acertado pero en ataque es mejor no comentar nada. Savic fue el mejor defensor ya que balón que tocaba, balón que jugaba, o en su defecto lanzaba lejos de su zona. El otro uruguayo estuvo igual que siempre. Imperial en defensa y algo menos acertado en ataque, disfrutando de la mejor ocasión del Atlético en un balón colgado desde la izquierda por parte de Koke. Delante de ellos tres se colocaban Correa en banda derecha desbordando y volviendo locos a los defensas del Leganés. En el centro, y como contención, estaban Thomas y Gabi. Koke un poco más adelantado librando para mover el juego y en la banda izquierda, apartado, Saúl. El jugador de apellido materno Esclápez, anduvo perdido en dicha zona, tuvo que bajar a ser lateral izquierdo en la primera parte ya que Diego Pablo veía que no funcionaba la alineación propuesta. Por su parte, Griezmann y Vietto tratarían de poner el juego arriba y, sin acierto, el gol.
Diego Pablo Simeone no suele errar en sus decisiones pero dejar a Vrsaljko en el banquillo para poner a Giménez no ha sido su mejor momento de lucidez. En la segunda parte se dio cuenta de que el croata debería haber salido y le colocó en el lateral izquierdo para poder liberar a Saúl de tareas puramente defensivas y traerlo a la zona derecha. Otro fallo quizás fue dejar a Carrasco, su jugador más en forma en la delantera, en el banquillo. Ya en la segunda parte quiso sacarle para revolucionar el encuentro pero era demasiado tarde. Fernando Torres sustituyó a un Vietto que perdía muchos balones pero el de Fuenlabrada esta en un muy mal momento y una vez más lo demostró.
Simeone tiene el apoyo incondicional de toda su afición, incluido el mío. No obstante, si las cosas no salen bien lo normal es criticarlo aunque sé a ciencia cierta que en breves momentos (espero que tras la vuelta de selecciones) nos silenciará de nuevo demostrando que Diego Pablo ‘El Cholo’ Simeone es el mejor entrenador del mundo.