¿Y ahora qué? Llegas con los ánimos tan arriba y el miedo tan y tan abajo que parecía que te ibas a comer el mundo. Y en efecto, se lo iban a comer. Si no fuera porque antes se les apareció por enésima vez el mismo obstáculo en el camino. Lionel Messi es el dueño absoluto de este deporte y lo rige según sus propias reglas. Hoy, sin hacer demasiado para lo que es, condicionó el partido en una puntualidad que se creó él solo. Así, imposible. Pero, además, si sales tras la presión inicial a regalar campo al Barcelona, lo normal, digo yo, es que lo acabes pagando. Y se acabó pagando.
La dinámica no podía ser mejor. El rival con dudas de su segunda unidad y cortito de fútbol ante un equipo actualmente en puestos de descenso, encima. Tus figuras que no venían de hacer buen año, enchufadas, y las que llevan el curso con todas las materias aprobadas, igual de enchufadas o más. Hasta en el momento de los onces, servidor por lo menos estaba muy contento. El caracoleo de Iniesta y Coutinho es vistoso, y puede ser causa y consecuencia de. Pero no es dañino per sé, y al Atleti, dios le aprieta, pero nunca le ahoga, y menos con el cuatrivote famoso sobre el tablero. Con las fichas en movimiento, lo de siempre. Lo de todos los partidos grandes. Presión inicial que achucha a cualquiera y un trabajo de Thomas en la salida espectacular (aunque esto fue todo el partido, vara variar). El Barça salió aparentemente ileso de ese “press”, y mediante un Iniesta que fluyó como antaño, escudado por Busquets y Rakitic, el Barça empezó a construir. El duelo estaba siendo tremendo. Los culés, superiores, pero los rojiblancos, sin ser superados. Hasta que llegó el desastre. Lionel Andrés Messi Cuccittini cambia los partidos si le da la real gana. Y hoy el tiro le salió por ahí. Falta en la frontal que provoca él mismo, como dijimos, coloca la redonda, supera el salto de Diego Costa (calculen unos 250 centímetros, diez arriba diez abajo) y a guardar. Y con ese solemne tanto se consiguen tres puntos que bien podrían valer una liga. No le gusta decirlo, pero eso Simeone lo sabía. El triángulo Filipe-Thomas-Griezmann no llegaba a conectar con un desaparecidísimo Antoine, así que, quitándose dos problemas de un plumazo, se sacó del campo a Vrsaljko (amarilla, tocado y flojito) por Correa en busca de soluciones que hoy sí dio, aunque de nada sirvieron en la práctica. A partir de este movimiento, con Partey en el carril derecho realizando movimientos interiores que dotaron de una profundidad y presencia al equipo positivísimas, el Atleti comenzó a dominar el partido. Desde el minuto 60 hasta el 85 hubo un tramo de ataques constantes y manejo rápido de la pelota, que pudo ser aún más rápido si Saúl y Koke (horribles no, lo siguiente) hubiesen conectado más rápido con las marcas libres desde la medular. Y entre todo esto, dos apuntes. Gameiro entró poco después por Gabi para dibujar un osado 4-2-4 con Griezmann y Correa en bandas. Y el otro: con todo y pese a ello, qué show defensivo de José María Giménez de Vargas. 5 bloqueos (1º), 5 despejes (1º), 7 entradas (4º; 1º de los defensores) y solo una falta cometida. La contención que hizo a Suárez terminó de desquiciar a su compatriota. Tremendo, de verdad. Al final, con centros a la olla e imprecisos ataques posicionales que siempre acaban en Saúl y Koke en la frontal como dos pollos sin cabeza se consiguió intimidar al Barcelona e incluso anotar un gol en outside. Tuvo muchísimo mérito el planteamiento del Cholo para con sus jugadores. No parecía sostenible. O se marcaba un gol y a ver qué pasaba, o nos pintaban la cara. Y al final, con Lucas ya en cancha volando hacia el área rival, el resultado siguió siendo el mismo, pero con una sensación de haber hecho bien el trabajo. Poco se puede reprochar a los segundos cuarenta y cinco minutos del Atleti. La competitividad sigue siendo clave. Hoy, en un triangular ante uno de los mejores equipos del mundo y Lionel Messi, se empató contra el Barcelona y se cedió ante el mejor futbolista, al menos, de la era moderna.
En conclusión saco que este equipo se siente más cómodo robando y construyendo en campo contrario que, al menos, recuperando atrás y armando ataques que lidien con el contexto. Vamos, que solo un planteamiento de partido en el cual el contragolpe sea la mejor baza, me parece más favorable que proponer al rival un partido en su propio campo. Lo de hoy fue breve porque al final, robar la pelota a Busquets, Iniesta, Messi o Sergi Roberto es dificilísimo. Pero me parece una idea que Simeone puede acabar probando más a menudo. Por ejemplo, el jueves. Porque sí, se nos podrá escapar la Liga, pero la Europa Menor busca dueño y estos muchachos como “JoseMa” o Thomas tienen mucha, pero muchísima hambre de sentirse importantes en la consecución de un título.