Mucho ruido y pocas (pero al fin y al cabo algunas) nueces. Así podríamos definir el partidazo correspondiente a la decimocuarta jornada del campeonato liguero. 3 puntos más para seguir creyendo en lo imposible, y más ahora, ya que el Bracelona, líder de la competición, se dejó dos puntos en su feudo por primera vez en lo que va de curso. Optimismo, fútbol, y un plan, sobre todo, un plan, para ir con la espada entre los dientes a Stamford Bridge.

El Atleti recibía a uno de los equipos de la liga que mejor sabe tratar el balón, y así se hizo ver en la primera media hora de partido, con los vascos promediando un 61% de posesión de balón y ejerciendo una circulación asfixiante para el sector derecho del equipo, formado por Correa y un hoy discreto Thomas. Tanto fue así el dominio que se acabó materializando en un gol de penalti de Willian José que hacía plantearnos lo peor. Por suerte, ese dichoso penalti (y dudoso, para variar) fue lo que terminó de activar a los de Simeone con un movimiento que se acentuó aún más en el segundo período: el de permutar a Saúl con Koke. Esto le daba al equipo dos virtudes fundamentales: la de tener al ilicitano cual cuchillo cerca de los costados para propiciar las asistencias en ambos goles, y la de desplazar a Gabi y a Koke mucho más atrás para poder salir en tromba sin tener que sacrificar la posición de Godín (hoy un tanto perdido). Los de Eusebio pasaron de una ofensiva apabullante con Odriozola y Kevin Rodrigues muy abiertos colgando centros y Willian José y Oyarzabal como referencias, escudándose en Xabi Prieto. Precisamente, el eterno capitán txuri-urdin fue sustituido tras la reacción colchonera para dar entrada a Canales y plantear al Atleti un escenario distinto. Y hasta aquí la táctica de hoy, porque lo demás se resume en una constante: el fallo. Gameiro en la primera del partido y Correa ocasión sí, ocasión también, produjeron una sensación de haber vuelto al mes de octubre. Por si esto fuera poco, los envenenados disparos de Koke y Saúl eran siempre cazados o repelidos por la figura rival, Gerónimo Rulli. Por suerte, una recuperación tras pérdida y un pase exquisito de Koke hacia el costado derecho provocó un jugadón “maradoniano” del 8, que, en una exhibición de regate y potencia, colgó un centro hacia el otro extremo del área donde aguardaba la solución a cualquiera de los problemas. Filipe Luís, el más determinante de la noche, pegó un derechazo ante el que nada pudo hacer el meta argentino. Donde sí pudo hacer más fue en el segundo gol, ya que, otra vez Saúl, haciendo de Raúl García, colgó un centro comprometido para la defensa que remató Antoine Griezmann, que fue sustituido “isofacto” por Augusto.
En resumen, tres puntos que se quedan en el Metropolitano tras una actuación dominante de todo el equipo a la espera de la fecha señalada en Champions, para comprobar de nuevo si existen (o no) los milagros. Desde luego que jugando como en la segunda parte de hoy, complicado no creer en ellos.