Volvía la Champions a la cabeza de Diego Pablo Simeone. Volvía a sonar ese himno de la competición mayor de clubes en los oídos del técnico argentino y sería entonces cuando nuestro entrenador pondría la mente a funcionar. Un partido, a priori, complicado. Un equipo, a priori, que le gusta jugar el balón y moverlo de lado a lado. Un conjunto unido con alma de luchadores. Repito, a priori, parecido al Atlético de Madrid. Hoy, sin embargo, lejos de la realidad, cediendo el balón a los nuestros sobre todo en la segunda mitad y sin provocar ningún daño grave en la portería de Oblak. Todo esto provocó un cortocircuito a Simeone pero, por algo es el mejor entrenador del último lustro y de la historia del Atleti. Solo dos minutos, uno para observarlo y otro para reaccionar.

En el primer tiempo se pudo observar un claro 4-4-2 en esa famosa pizarra del técnico argentino. Una defensa con Juanfran y Filipe de laterales. El de Crevillente sustituía al descarte de Vrsaljko y el brasileño es un fijo en ese lado izquierdo. La pareja de centrales, la formada por Godín y el intermitente Savic que, hoy, estuvo muy firme y seguro en la zaga. El quid de la cuestión volvería a estar en a medular. Una línea de cuatro formada por la veteranía de Gabi acompañado por el bueno de Thomas y a los lados Saúl y Koke. De esta manera Simeone buscaba el control absoluto del centro del campo para evitar que el 4-3-3 propuesto por Di Francesco les causase algún problema en la elaboración de jugadas. El más perjudicado de los dos entrenadores sería el del equipo italiano ya que defender un 4-4-2 con una formación 4-3-3 provoca una gran desestabilidad en defensa por lo que el banquillo romano cambiaría su sugerente formación a lo largo de la primera mitad para defenderse de las acometidas visitantes.
Ya en la segunda parte, como bien comentaría Diego Pablo Simeone tras el partido «en el segundo tiempo ya probamos con gente más veloz», cambiaría sus intenciones colocando a Carrasco por banda, sacando del campo a Gabi y dando libertad a Koke tras bajar a Saúl a la ayuda de Thomas. «Con la Roma más cansada, les metimos en su campo» comentaba Simeone. Y es que, efectivamente, con este cambio provocó que los jugadores del medio del campo romano tuviesen que preocuparse por las internadas del extremo belga, algo que quiso solucionar Di Francesco metiendo a Fazio en el centro de la zaga y quitando a uno de los extremos. Aprovechando el desajuste que había creado ‘El Cholo’ con su táctica siempre presente, se centró en atacar los espacios y quién mejor que Correa que sustituiría a un desacertado Vietto. Por su parte Griezmann no apareció en el partido más que en un par de situaciones. Está lejos de su nivel habitual y Simeone se lo hizo saber al sustituirle por Gaitán.
Diego Pablo Simeone, buscó la lucha y recuperación en el centro del campo donde los romanos manejan de mejor manera el juego sobre todo con De Rossi. Consiguiendo anularles la medular, su particular línea de tres con el italiano, Nainggolan y Strootman, el partido sería más llevadero por parte de los nuestros. ‘El Cholo’ no nos falló. La táctica de su fútbol es tan compleja como eficaz y cada contratiempo que se le presenta lo sabe solucionar. Ya solo queda que le traigan un delantero que transforme las ocasiones que provoca y podremos estar ante un aspirante a la UEFA Champions League. El partido de hoy un diez para Simeone aunque se ajustaría más en caso de que hubiese sido un partido sin porterías.