Por fin llegó. El primer derbi capitalino en el nuevo feudo colchonero, si bien resultó un tanto aburrido e incluso decepcionante para algunos espectadores, dejó muy claras las señas de identidad del Atlético de Madrid, como también las carencias actuales de ambos equipos: la falta de gol. Plasmado quedó en el resultado; 0-0, reparto de pérdida de puntos y a otra cosa. El miércoles Simeone dispondrá de la última bala o no para seguir en Europa teniendo en cuenta que ya sabrá el resultado del Qarabag – Chelsea, pero ahora procedemos a analizar el sistema táctico del míster y cómo fue variando conforme se sucedían eventos en el partido. Desmenuzándolo línea por línea, como siempre, vamos con ello.

En la zaga, una línea de cuatro formada por Juanfran, Godín, Savic y Lucas, fue la parte del equipo que más peso y eficiencia tuvo en todo el encuentro. El charrúa y el montenegrino se mostraron imperiales en duelos aéreos y bloqueando las internadas del rival, además, el primero se encargaba muchas veces de iniciar la salida del balón cuando el ataque madridista no la presionaba. El internacional español, por su parte, estuvo correctísimo en defensa y se sumó tímidamente al ataque. Por el momento vamos bien, pero la actuación defensiva de hoy no se entiende sin el papelón de Lucas Hernández. El joven zaguero francés hoy tuvo la labor de suplir al omnipresente Filipe y acabó convirtiéndose en el mejor del partido. Bloqueó un disparo clave a Cristiano en los compases finales de la contienda y formuló su variable correcalles de Riazor en una constante, otorgando al equipo la profundidad que se le pide al brasileño. La medular hoy tenía en frente al centro del campo más completo y definitorio del último lustro. Tarea difícil. Pero se cumplió. Koke, Thomas, Gabi y Saúl salieron en tromba a presionar muy arriba a la primera línea de salida merengue durante la primera media hora (básicamente, hasta que duraron las piernas). La única modificación significativa en el medio fue la entrada de Carrasco por el “pitbull” ghanés, que desplazó a Koke al doble pivote para conformar una línea de tres por detrás de Griezmann formada por Carrasco, Saúl y Correa. Tras un periodo de 20 minutos con este 4-2-3-1 que funcionó durante la mitad de su duración, Simeone introdujo a Gameiro y Torres por un inactivo Griezmann y un fatigado Correa, disponiendo el clásico 4-4-2 con los dos revulsivos en la lanza de ataque.
El partido comenzó con un Atleti asfixiando al Madrid en su campo, agotando a los suyos pero intimidando al oponente. Pese a que el equipo conectaba con los hombres de ataque, durante todo el encuentro se carecía de un ariete. Correa, que nunca se esconde pese al garrafal fallo que le persiguió desde los primeros compases del encuentro, dejó dos “caramelitos” en la zona de peligro que un 9 de verdad hubiese cazado con total certeza. Se partió con un 4-4-2 que más bien parecía un 4-6-0. El mago argentino siempre caía hacia la misma banda sin pisar apenas área, mientras que el francés transitaba por el verde haciendo las veces de un mediapunta. El Atleti no tiene gol porque tampoco tiene goleadores. Vamos, que el guion juntó lo clásico de los derbis post-Simeone con lo habitual de esta campaña: una muy buena puesta en escena, coraje y orden frente a un déficit anotador severo. Los rojiblancos iniciaban siempre sus contras de más a menos. Robaban rápido a Isco o Marcelo cuando animaban a sus compañeros a volcarse arriba, salían con la fluidez que se podía y se generaban situaciones con superioridad, o al menos, igualdad numérica. Pero no había un buen último pase. Con la entrada de Carrasco, ni existió. El belga, poco confiante en Gameiro y Torres, protagonizó dos solitarios contragolpes que acababan en una sucesión de desesperantes regates. Claro, que esto suponía la necesidad de un repliegue que aprovechaban los blancos para replicar.
En resumen, un gran partido en defensa, muy controlado por Simeone. pero que se pudo haber ganado sin demasiada complicación. ¿Por qué no se consiguieron los tres puntos? Muy fácil. Esto va de marcar goles, y si no tienes personal cualificado para hacerlos, difícil batir a un rival como el de hoy.