El Atlético de Madrid encaraba en la noche de ayer su último duelo liguero del año con la condición de invicto como visitante ante el Espanyol con el objetivo (después fallido) de mantener dicho reconocimiento en Cornellà. Los de Simeone, por primera vez desde diciembre de 2016, fueron doblegados en batalla por un conjunto perico con las ideas muy claras y una figura emergente en el cénit de las estrellas nacionales mediante la irrupción de un futbolista como la copa de un pino: Gerard Moreno.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo, y tantos otros refranes similares aplicables son a lo acontecido hace unas horas. Quique Sánchez Flores, el hombre al que Simeone debía igualar (y finalmente superó con creces) hace ya 6 años, le dio al argentino dolores de cabeza de todos los colores con un planteamiento simple, eficaz, y, ante todo, bien ejecutado. El Espanyol de “QSF” fue colocando en el campo bloques de cemento cada vez más arriba, impidiendo a una errática medular rojiblanca transitar cómodamente y hacer que la redonda circulase como debiera. Un mal planteamiento de los del Cholo obligó a éste a cambiar el sistema sin mover piezas. Del sempiterno 4-4-2 inicial se pasó a un 4-3-1-2 con Koke tratando de engancharse con los arietes. Nada funcionó (¡Malditos rombos!). Si no eran las impertinencias que provocaba otro perro viejo como Sergio García, la culpa era de una supremacía en la sala de máquinas con la presencia de David López y Sergi Darder, imperiales hoy, aunque este último algo más intermitente. Filipe, consistente como pocos, fue de los únicos que invitaba a sus compañeros a mezclar y adelantar líneas. De nuevo, más madera. La circulación se volvía aún más lenta y el “pelotazo” o la segunda jugada pasaron a ser las opciones efectivas. Viendo la solidez blanquiazul, se atisbaba un partido complicado pero ni mucho menos imposible. Tras un buen arranque en la segunda mitad con un gol (¿mal?) anulado a Godín, las entradas de Gameiro y Correa por Torres (grandísima primera media hora) y Thomas, más perdido que el barco del arroz, ofrecieron más apoyo y, ante todo, piernas frescas. Tan frescas que Angelito no hizo más que regatearse a sí mismo, mientras que el francés, para no perder la costumbre, tuvo la más fácil del partido y la envió a las manos de Pau López. En este tramo del partido, Griezmann empezó a asomar la cabeza, pero no bastó para perforar la red del renombrado RCDE Stadium. De manera más o menos injusta, en los instantes finales del encuentro, cuando todos esperábamos el gol del Atleti como venía siendo habitual, una pérdida de un, hasta ese momento, impecable Savic, cuando el partido se había transformado en un incontrolable ida y vuelta, propició una contra llevada por Piatti que acabó en las botas de Sergio García, certero, como nadie hay en la zona de ataque rojiblanca.
¿Conclusión? Primera derrota de esta 17/18, oportunidad de oro tirada a la basura y más de 20 fechas por delante para revertir la falta de juego. Para los optimistas, decirles que esto solo fue una pausa en el éxito. Para los realistas, recuerden que el Séptimo de Caballería va volando bajito desde el más lejano oriente dirección Coliseum Alfonso Pérez. Tic, tac… Tic, tac…