En una entrevista realizada al jugador rojiblanco por el periódico El País, Koke comenta el gran cambio que ha pegado su vida tras convertirse en jugador del fútbol. Era un chico normal, de barrio, compartiendo habitación con su hermano en un pequeño piso. Actualmente sus padres viven en una casa en Rivas (al este de Madrid) el cuál se les regaló él mismo, al igual que un nuevo coche a su padre. Éste tiene 55 años y trabaja cargando máquinas en una fábrica de cerveza, en cambio, su madre es ama de casa. Jorge Resurrección afirma: «Intento que mis padres tengan todo lo que necesitan. Pero tampoco son gente de lujos. Yo siempre estoy ahí para ayudarles”. En su vida todo ha cambiado, pero nada ha cambiado. Antes Koke apenas tenía unas monedas en su bolsillo y ahora su cuenta bancaria está a revisar, comenta con su característica timidez.

En 21 días juega su segunda final de Champions con el eterno rival, el Real Madrid. Actualmente es un jugador indiscutible para el Cholo Simeone.
Con su acento indiscutible que le otorgaron las calles de un barrio de Madrid Koke sigue respondiendo a las preguntas. En este caso habla así sobre su barrio, Vallecas: » es humilde, obrero y con gente que le echa mucho valor a la vida”. Y remata: “Cuando vas por ahí y dices que eres de Vallecas la gente te mira de una forma especial. Vallecas tiene personalidad”.
Aquí fue donde empezó todo, jugando al fútbol, pero eso si, robando tiempo a las horas de estudio, algo que le pasó factura. No se sacó la ESO, por eso ahora la está estudiando a distancia, ya que realiza viajes con la Selección Española y su equipo, el Atlético de Madrid. Respecto a este tema, el jugador asegura que :» Era un chico al que siempre le costaba estudiar. Pero era muy tranquilito. Nunca la liaba en clase. Bajaba al recreo y siempre tenía una pelota para jugar al fútbol”.
Jorge Resurrección habla sobre su familia, sobre todo el cariño que tiene con su hermano 3 años más mayor que él, con el cuál siempre iba de la mano, en su habitación, él dormía arriba y siempre pisaba a su hermano al bajarse de la litera. Así nos lo cuenta: «Siempre iba con los mayores. Con él, con mi primo. Mi madre decía a mi hermano: ‘Cuida del niño’. Y ahí estaba yo, rodeado de chicos más mayores”
Borja, su hermano jugó en el Atlético, también apuntaba maneras, hasta que dos lesiones le quebraron las articulaciones. Actualmente ayuda a su hermano y a la par, lleva una tienda de deportes. «También entrena a niños. Vive con mis padres. Siempre que le necesito está ahí”, explica el jugador.
«Sí. Estaba rellenito cuando era pequeño», señala, sonriendo. «Pero cuando vas siendo más mayor, haces deporte y te vas definiendo. Pero sí, la constitución de mi familia es más o menos gordita. Me tengo que cuidar más, y lo sé, que esas personas que comen mucho y no engordan» tampoco puede comerse una hamburguesa grasienta, asegura entre risas. «El Profe Ortega me mata al día siguiente. Nos pesamos todos los días, y el peso se nota en cuanto comes más de la cuenta, hay que cuidarse, aunque algún día se coma un poco más de la cuenta».

Jorge vive a las afueras de Madrid con su novia, profesora de inglés, Beatríz. El día de su cumpleaños, la felicitó en tuiter » Te amo» «Es que es lo que siento y no me importa decirlo delante de la gente. Es una persona con la que llevo conviviendo ya cinco años. Y tienes ese sentimiento”. Lleva con ella desde que él tenía 18 años. Solo cuenta una relación anterior. “Tuve una novia antes, con la que estuve dos años. Lo dejamos y pasé un tiempo difícil, pero tuve la suerte de encontrar a Bea pronto”, desvela. Ella intenta enseñarle inglés, pero el problema es que él no hace la tarea que la manda. » Necesito a alguien que me meta caña, ese es el problema» Comenta entre risas.
¿Qué se puede decir de una sociedad en la que un jugador gana 200.000 euros al mes y un profesor 1.000 euros?: «Bueno, a la sociedad le gusta el fútbol y eso genera dinero. Al igual que ocurre con un artista o un cantante. Si pudiera, les daría mucho más sueldo a los profesores. No está valorado todo lo que hacen. Es un trabajo duro y de mucha responsabilidad, porque estás educando a la gente. Pero al final la sociedad es así y no podemos hacer nada.» Respecto a la política asegura que nunca ha ido a votar, no está puesto en ese tema.
El jugador esta olvidando aquel partido de Lisboa y aquel gol de Ramos en el minuto 93.“Esa noche fue complicada…”, deja caer.
“Fue un momento muy duro, el más duro de mi carrera. A la primera persona que llame fue a mi madre, que estaba en el estadio. Es un recuerdo complicado, la verdad. Hablamos y me dijo: ‘Tranquilo, que habéis hecho un año espectacular’. Y no me dijo nada más.
El 28 de mayo, el jugador disputará su segunda final de Champions en tres años. Frente al gran rival, el Real Madrid. Él es un elemento insustituible en la armada pretoriana que ha montado Cholo Simeone en el Atlético de Madrid. Sentado en una habitación de un hotel madrileño responde con un acento que, afortunadamente, no ha perdido ese tono arrastrado y áspero que otorgan las calles del Madrid suburbial. Cuidado: es de Vallecas, un barrio de raza y epopéyicas luchas vecinales. El jugador define su barrio como “humilde, obrero y con gente que le echa mucho valor a la vida”. Y remata: “Cuando vas por ahí y dices que eres de Vallecas la gente te mira de una forma especial. Vallecas tiene personalidad”.
Él se conoce bien dónde están las mejores calles del barrio para jugar al fútbol. Ahí aprendió, robándole muchas horas al estudio. En parte lo paga ahora: se está sacando la ESO que no aprobó entonces, en estudios a distancia, mientras viaja con la selección española o con su Atleti, donde ha trepado desde que era un crío. “Era un chico al que siempre le costaba estudiar. Pero era muy tranquilito. Nunca la liaba en clase. Bajaba al recreo y siempre tenía una pelota para jugar al fútbol”, comenta.
En aquel piso del barrio el jugador compartía habitación con su hermano Borja, tres años mayor. Los dos siempre fueron de la mano. Koke dormía arriba y le pisaba a su hermano cuando se levantaba. “Siempre iba con los mayores. Con él, con mi primo. Mi madre decía a mi hermano: ‘Cuida del niño’. Y ahí estaba yo, rodeado de chicos más mayores”. Borja empezó primero a jugar en el Atleti. Iba para estrella hasta que un par de lesiones le quebraron las articulaciones. Ahora lleva una tienda de deportes y ayuda a su hermano. “También entrena a niños. Vive con mis padres. Siempre que le necesito está ahí”, explica, subrayando la férrea unión familiar.

Una familia de constitución recia. Quizá demasiada para ejercer de deportista de élite. «Sí. Estaba rellenito cuando era pequeño», señala, sonriendo. «Pero cuando vas siendo más mayor, haces deporte y te vas definiendo. Pero sí, la constitución de mi familia es más o menos gordita. Me tengo que cuidar más, y lo sé, que esas personas que comen mucho y no engordan».
Es la historia del Atlético de Madrid, el equipo del mundo que más veces ha caído a la lona y que siempre se ha levantado con los riñones y las agallas. Si se le pregunta a un aficionado rojiblanco un momento memorable de su relación con su equipo, probablemente se agarre a alguna tragedia, como aquella final de Copa de la Eurocopa en el año 1974 que se escapó en el último minuto contra el Bayern de Munich; o aquel año que se descendió a Segunda con la base de un equipo que había ganado solo cuatro años antes la Liga y la Copa (el celebrado doblete); o aquel penalti fallado en el último instante y que separaba la ruina del gozo… Como dijo Fernando Torres hace poco, “todo el mundo es del Atleti, aunque no lo sabe”
El sufrimiento está ligado a la vida del Atleti. Pero nos reponemos. En Lisboa se vio. La gente del Atleti se quedó en el estadio, cantando, como si hubiéramos ganado. Estaban animando aún habiendo perdido. Esa es la esencia del Atleti, ese sufrimiento. Ves que tu equipo lo ha dado todo, pues tú como aficionado también se lo das a los jugadores”, explica.
Esto es lo que añade el jugador:»El sufrimiento está ligado a la vida del Atleti. Pero nos reponemos. En Lisboa se vio. La gente del Atleti se quedó en el estadio, cantando, como si hubiéramos ganado. Estaban animando aún habiendo perdido. Esa es la esencia del Atleti, ese sufrimiento. Ves que tu equipo lo ha dado todo, pues tú como aficionado también se lo das a los jugadores”, explica. Su sueño es ganar la primera Champions con el Atlético de Madrid, a pesar de que hace dos años recibió la oferta del FC Barcelona, pero prefirió quedarse: La verdad es que no tengo nada claro que vaya a dejar el Atleti. Vivo mi presente, que es en el Atlético de Madrid. Y sueño con retirarme en el Atleti. Pero en el fútbol nunca se sabe. A lo mejor estás dando un nivel espectacular y el equipo no lo está dando. O al revés: el equipo está de sobresaliente y tu no llegas al aprobado. Nunca se sabe”. Añade tras ser preguntado por cómo se digiere una derrota.
Para él, el día más importante de su vida fue aquel en que le hicieron un trasplante a su madre de corazón y todo fue muy bien.
Así es Jorge Resurrección, humilde, de Vallecas…
