
El infierno de Costa, así está siendo el inicio de la «pretemporada» del hispanobrasileño en su regreso a los entrenamientos de forma oficial. Tras su regreso y conocer el Wanda Metropolitano el cuerpo técnico ya ha comenzado la puesta a punto del que, a toda costa, será el referente en la punta de ataque a partir de enero… si su físico se lo permite. Para ello, el infiero Costa ha comenzado.
La pantera Costa ha llegado bajo de forma tras sus más de 100 días de vacaciones en Brasil, algo que era más que probable que sucediera ya que era demasiado tiempo sin entrenar. Ahora, al delantero del Atlético de Madrid no le queda otra que ponerse en forma con el fin de recuperar a ese ariete todo terreno por el cual ha pagado el equipo de la capital madrileña el montante de 65 millones de euros. Esto fue algo que, cuando el propio Diego Costa bajó del avión, parecía ver muy sencillo tras afirmar que «no estoy tan mal como la gente piensa«. Hace un par de mañanas el preparador físico del Atlético de Madrid, Óscar «El Profe» Ortega, se ha encargado de demostrarle lo equivocado que está…
Costa, un guerrero hecho futbolista
Este ha sido, sin lugar a dudas para Diego Costa, el peor verano de su vida… Todo comenzó tras aquel partido disputado con la selección española, en el que tras comparecer Costa ante los medios llegó la sorpresa para todo el mundo, Antonio Conte, entrenador del Chelsea, le comentaba al que era por entonces su delantero que ya no lo necesitaba y que debería de irse pensando ya a que equipo se debería de ir. Por aquel entonces el Atlético de Madrid buscaba un nuevo delantero centro, y eso lo aprovechó el propio Costa para tratar de volver a la que, en su día, fue y tras cuatro años sigue siendo su casa. Pero, desgraciadamente para él, el Atlético de Madrid tenía otros planes y ofreció 67 millones de euros por el delantero francés Alexandre Lacazette. Parecía que el destino quería a Costa de vuelta y es que tras conocerse que el equipo rojiblanco había sido sancionado por la FIFA, la operación, que ya estaba cerrada, no se hizo. Entonces fue cuando el Atlético de Madrid inició su plan B. Tras anunciar el fichaje de Vitolo y su inmediata cesión a la UD Las Palmas, comenzaba lo que acabó por recibir el nombre de «Caso Costa», que a estas alturas no hace falta que se explique lo que es… Tras una sucesión de ataques y provocaciones entre el Chelsea, con Antonio Conte a la cabeza, contra Diego Costa, lo que todo el mundo estaba esperando terminó por suceder en mes de septiembre, cuando por fin el delantero hispano-brasileño pudo volver a Madrid para quedarse y vender su casa en Londres. Fue entonces cuando el Atlético de Madrid hizo oficial la bomba de este verano, el fichaje del delantero deseado.
La puesta a punto, un suplicio

Ya en Madrid tocaba lo que más deseaba, reunirse con sus nuevos compañeros, y decimos nuevos ya que las cosas cambiaron mucho desde que militara aquel Diego Costa en las filas del Atlético campeón de liga. Tras conocer a sus nuevos y viejos compañeros tocaba ponerse al lío, y ojo con el lío, por que Diego no está tan mal, pero tampoco está muy bien. Como pudo verse en los entrenamientos sin los jugadores internacionales, en los que se le vio muy cansado y exclamando hacia «El profe» un simpático «la puta que me parió«, lo cual nos hizo pensar que el delantero lo estaba pasando un poco mal, y que los entrenamientos con el preparado físico rojiblanco son muy duros.
Sufrimiento, un auténtico infierno el que tendrá que superar Diego Costa en estos próximos tres meses, pero todo sea por volver a ser el que nos tiene acostumbrados a ver. Un sufrimiento y un infierno que lo catapultarán a la titularidad cuando el día de Reyes pueda saltar al césped del Estadio Wanda Metropolitano con esa camiseta rojiblanca con el número 18 (esta vez) a la espalda.