OPINIÓN. El Atlético de Madrid nunca deja de creer. El Atlético de Madrid es diferente. El Atlético de Madrid es ir todos a una aún sabiendo que lo que se proponen es casi imposible. Por ello, Griezmann debe saber que así sí. El de Mâcon debe saber que aquí somos diferentes. Que estamos hechos de otra pasta. Que no nos gusta el fútbol, que nos gusta el Atleti. Que no queremos ganar, que con lucha nos conformamos. Que estaremos ahí en las buenas y en las malas. Pero siempre, con una respuesta detrás. Con sacrificio, compromiso y honor a unos colores que se merecen la grande que la historia marca.

Anoche el ariete bleu mostró lo que la afición atlética le pide. No marcar, sino dar la cara. Dejarse la vida, pese al resultado. Su trabajo, envidiable atrás y espectacular arriba, mostró la recompensa que todo delantero tiene, el gol. Y qué golazo. Desde el comienzo estuvo acompañado en todo momento por los suyos. Los feligreses colchoneros. Estos que nunca dejan de creer. La lucha y el sacrificio del francés fue el primer paso para esa reconciliación que, no por los goles, ha acabado en ruptura. No por errar diez, eso es algo secundario. Todo viene acaecido por sus continuas salidas de tono desde Francia. Los elogios a otros y no a su club es lo que más daño hace a un aficionado atlético. El gol, aquí, es algo secundario. Aquí somos diferentes. Aquí pedimos algo extraño pero que nos satisface.
Griezmann recibió una ovación merecida. Trabajó, luchó y, además, marcó. Primero trabajo y después talento. Esto es lo que hizo de Griezmann uno de los mejores ayer. Simeone lo pedía y el respondió. El francés es consciente de su talento, pero para sacarlo a relucir hace falta trabajo. Por fin se vio al Griezmann que todos desean. A ese que encandiló al Calderón. Al mismo que luchó por el mismo sueño que su familia. Y es que, hasta que uno sea de nuestra familia lo apoyaremos a muerte. Esto es lo que verdaderamente queda, la lucha y el sacrificio de un grupo al que le debemos todo. Por ello, la afición los recompensó. Se quedó hasta el final. Esperó a los suyos. Saben que es difícil, pero no imposible. Igual que sabían que lo de Griezmann era difícil pero no imposible. Y es que… Griezmann, así sí.