
Foto: AtléticodeMadrid
Otro de los nombres propios fue Fernando Torres. El de Fuenlabrada había conseguido su objetivo de niño, el alzar un trofeo con el equipo de su vida y disfrutarlo con los suyos. Su corazón, rojiblanco como ninguno, iba a hacer llorar al de todos los atléticos del mundo como el mismo lloró. Levantó la Copa en Lyon y coronó Neptuno en Madrid. Que mejor broche a escasos dos días de su despedida.

Una despedida que está más cerca que lejos, pero el Niño no quiso adelantar acontecimientos y habló con los suyos, en su casa: «Buenas tardes a todos. Hace ya 22 años yo estaba por allí (señala una zona de la fuente de Neptuno). Era un niño que tenía once años y venía a ver al Atlético del 96 que consiguió el doblete. Les veía levantar la Copa y soñaba con algún día poder estar aquí…« y aquí llegó el primer parón. Fernando no podía continuar y con los ojos brillantes y un nudo en la garganta, disfrutaba como El Niño que visitaba Neptuno en 1996. Continuó diciendo: «Ha pasado mucho tiempo y durante toda mi carrera he ganado muchas cosas pero sin duda esta es la mejor, sin duda».
Un Fernando Torres que previamente fue manteado por sus compañeros y que culminó sus palabras para la afición colchonera siendo muy claro: «Para todos los niños que tengan sueños decirles que nada es imposible, y si eres del Atlético de Madrid menos. ¡FORZA ATLETI!«. Así culminaba su discurso un estandarte del Atlético de Madrid. Una leyenda viva que, tras muchos años, muchos títulos y diversos equipos conseguía alzarse con lo más deseado, un trofeo con el equipo de sus amores. Muchos sabrán de la vida, pero viendo a Fernando José Torres Sanz uno se da cuenta que del Atlético de Madrid no tienen ni idea.