Llegó la primera derrota. Esperada y dolorosa, algún día iba a llegar. Con ello y ya de forma habitual (lo que provoca el éxito) aparecieron los mismos agoreros que se han subido al barco en los últimos años. Esos que se sumaban al «ya caerán» de los que no nos quieren ver arriba. Los mismos que disfrutaban en Roma, pese al empate, en Bilbao y ante el Sevilla. Los mismos. Los mismos que no se dan cuenta que este es el mismo Atleti. Sí, el mismo. El mismo, el mismo, el mismo…

El Atlético de Diego Pablo. El Atlético de Godín. El Atlético de Torres, de Gabi, de los aficionados… Ese mismo que nos ha hecho estar donde estamos. Un equipo que «siempre vuelve» como el propio Juanfran aseguró tras el partido. Un conjunto histórico, que se ha hecho grande gracias al trabajo, al esfuerzo al… Coraje y Corazón. No ha sido otra la base, el trabajo está ahí y los resultados llegarán, siempre llegaron. Un equipo diferente, pero en el fondo… el mismo. El mismo, el mismo, el mismo…
El juego ha cambiado, sí. Muchas piezas han cambiado, sí. Pero el alma es la misma. Un alma pura, un alma sentimental, un alma que vibra en rojo y blanco. El mismo alma con el que llegó Simeone. El mismo que impregnó a Gabi, a Godín, a Saúl, a Koke, a Giménez, a… Este Atlético de Madrid es igual que el que nos alzó al cielo de España, al cielo de Madrid. El que nos hizo «creer que se puede» y es que, de verdad se puede. No somos como el resto, lo sabemos. Demostrémoslo. El Atlético de Madrid ha cambiado de casa, de escudo pero no de alma. El Atlético de Madrid es el miso, el mismo, el mismo…