
Foto: Club Atlético De Madrid
Los detalles marcaron un partido en el que el Atlético de Madrid mereció mucho más y que el Sevilla ganó sobre la bocina. Un error de tensión no dejó sumar a un equipo al que no le sale nada. Toca seguir remando.
El fútbol son detalles y los detalles marcan sumar o no. Y eso pasó en el Ramón Sánchez Pizjuán en un día donde el Atlético de Madrid empezó mostrando un buen juego. Como viene acostumbrando, sale bien al campo, planta cara pero cuando tira la moneda, siempre sale cruz. Y es que de la nada, Rakitic sacó un zapatazo precioso al que Oblak no llegó. Se adelantaba el Sevilla sin merecerlo, pero esto va de goles. Todo en una partida de ajedrez muy táctica. Para los críticos, era una noche de pizarras con dos equipos muy trabajados. Intensidad, trabajo en el medio del campo y a balón parado, eso con lo que tanto sufre el equipo, consiguió el empate con un cabezazo inapelable de Felipe. Todo tras un centro perfecto Lemar, que estaba siendo de lo más destacado del equipo. Todo con un Koke capital, con un trabajo invisible en una partida de ajedrez que se iba a decidir por detalles.
Arrancó el segundo tiempo con un Atlético mejor que el Sevilla, trabajando y con una presión alta que surgía efecto. Y pudo ponerse por delante por medio de Carrasco, que armó el disparo pero que salvó Diego Carlos. Los colchoneros era mucho mejores, estaban mereciendo más y el partido aumentaba en tensión. Todo con Joao Félix ya en el verde, con una calidad que nadie tiene pero sin un compromiso defensivo que le acaba perjudicando. Y la partida, si no era por una genialidad de una pieza destacada en algún equipo, lo iban a marcar por detalles. Y un error, de nuevo a balón parado, permitió al Sevilla hacer jaque mate al Atlético y ponerse por delante justo antes del pitido final. Todo con un Atlético que mereció más, ante un Sevilla que se llevó los tres puntos y en un final más que injusto.