
Crónica
La Liga entraba en juego en el Camp Nou. El Atlético llegaba ante el Barcelona pero Gil Manzano no iba a pasar desapercibido. Todo ello en un duelo donde los rojiblancos defendieron hasta la extenuación al Atlético de Madrid.
Echó a rodar el balón y Messi comenzó a hacer magia. El argentino demostró que no era un partido más. Sin peligro sobre la meta de Oblak, la tensión se palpaba en el Camp Nou. El equipo culé se hizo con la posesión desde el pitido inicial y la intensidad demostraba que iba a ser lo más importante del partido. Thomas quería posicionarse en el centro del campo como amo y señor, junto a Rodri. El cuatrivote planteado por Simeone, el de las grandes noches, quería hacerse notar en Camp Barça. Poco antes del minuto diez, tras varios segundos de posesión, el Atleti acabó la primera ocasión de ataque. Filipe desde la izquierda colgó el balón al punto de penalti donde Costa, forzado, remató alto. Respondió el equipo de Ernesto Valverde por una jugada clásica del Barcelona. Messi encontró a Alba a la espalda de la defensa para dejarle solo ante Oblak. El lateral la puso de primeras pero el esférico se topó con la madera. Se salvó el Atlético en una jugada previsible pero imparable. Respondió el Atlético con una jugada trenzada. Varias paredes en la frontal del área que colocó a Arias en el área. El lateral probó su disparo pero Coutinho, en defensa, consiguió sacar el balón. Buena respuesta de los de Simeone en un intenso inicio de partido.
Griezmann y Messi aparecieron. El primero a la espalda de la defensa, el mejor del mundo de falta. Pese a ello y en el ecuador del encuentro, sin goles el espectador disfrutaba de un gran espectáculo de fútbol. Pero si el espectáculo estaba en el campo, ahí entró Gil Manzano. Mostró una amarilla un tanto peculiar a Thomas, pero no se quedó ahí. Pitó una falta de las suyas de Costa, con quien fue a dialogar y a quien acabó expulsando. Nada nuevo por la Liga. Justo después el Cholo decidió dar paso Correa por Arias, recolocando a Thomas como lateral. El Atlético se reestructuraba en el campo con uno menos con cuarto de hora por delante. No fue hasta la recta final de la primera mitad cuando llegó la primera ocasión clara del Barcelona. Messi, desde la frontal, probó a Oblak con un disparo desde la frontal. El esloveno no dudó y se hizo con la pelota. El encuentro llegó, con Gil Manzano como protagonista, al final de la primera mitad.
Pese a la inferioridad, el Atlético arrancó poniendo un balón al área que Godín remató mordido. Los de Simeone no dejaban de creer pese a la inferioridad. Los minutos pasaban y el Barcelona tampoco mostraba un asedio constante pese a la superioridad. Sin ocasiones claras de peligros para ninguno de los dos equipos, los de Valverde dominaban la pelota. El Atlético aguantaba incluso tenía presencia en el ataque, sin ocasiones claras. Respondía el Barcelona por medio de Messi, que con un disparo desde la frontal se encontraba con Oblak. El planteamiento rojiblanco era bueno y el Cholo buscó mejorarlo. Decidió retirar a Filipe Luis en lugar de Morata, recolocando así de nuevo al equipo. Saúl se situó como lateral izquierdo, Griezmann cayó al centro del campo y el delantero madrileño se colocó como máxima referencia. Y en la primera ocasión, Morata llegó al área culé. En un centro desde la derecha intentó rematar de espuela ante Pique, pero no conectó con el esférico.
Media hora de juego con uno menos. Media hora de juego para el final del encuentro y el Atlético empataba a cero. Pero nada es fácil si estás en inferioridad y el rival tiene a Messi. Echó a correr el argentino, se fue con facilidad de Rodri y Koke en carrera para plantarse dos para dos junto a Suárez. Con facilidad encontró al charrúa que en el mano a mano con Oblak, ganó el esloveno. Paradón del meata colchonero que sacó una nueva jugada clave para mantener el empate. Volvía a aparecer Messi con un disparo lejano que Oblak, en dos tiempos, atrapó ante la presión de Couthino. Respondió el equipo de Simeone por medio de una falta directa de Griezmann. El galo puso un balón tenso, que se paseó por el corazón del área y acabó atajando Ter Stegen. No consiguió rematar ningún jugador rojiblanco en un balón que podría haber sido crucial. Volvía a aparecer Oblak. Acción de Messi, otra vez, que puso en aprietos al esloveno que sacó una manopla impresionante. Y en la reacción, al disparo de Malcom, volvía a atajar el esférico. Oblak siempre es importante, y demuestra que es el mejor del mundo.
El Atlético nunca muere sin darse por vencido. Y es que las señas rojiblancas son muy claras. Luchar, dar todo y, si hace falta, morir por los tuyos. Eso estaba haciendo el Atlético de Madrid en el Camp Nou. Y pudo ponerse por delante. Pique vio la amarilla, muchas faltas después, en una falta peligrosa. La puso tensa Griezmann al corazón del área en donde Rodri remató desviado. Ocasión clara de gol en donde Giménez entraba solo por detrás. Ocasión de pundonor y garra. El Atlético no se iba a dar tan fácilmente por vencido. Con empate sin goles el encuentro entraba en el último cuarto de hora. Pero el esfuerzo sirvió para poco, porque apareció el de siempre. Messi y Suárez. Suárez y Messi. El uruguayo lo recibió en la frontal del área y en parado, como Costa contra el Alavés, hizo un golazo. Al palo largo de Oblak, a quien le pasó el balón por debajo del brazo, el esférico entró al fondo de la red. Rebotó en la madera y adelantó al Barcelona a falta de cinco minutos para el final. Y justo después, en una jugada con el Atlético volcado, Messi hizo de las suyas y batió a Oblak en un golazo.
El Atlético dio la cara y mostró cual es el sentir rojiblanco. Luchar, pelear y morir por el Atlético de Madrid. Pese a todo, y no como sucedió en Turín, el Atlético de Madrid fue el Atlético de Madrid. Pese a la derrota, honor y gloria a los que defendieron el escudo del Atlético.