
El Atlético de Madrid B visitaba Anduva en un duelo a todo o nada. Al filial le valía ganar o empatar a goles, mientras que el Mirandés tenía que buscar la victoria en caso de recibir un gol. Todo ello en un partido de máxima intensidad entre dos equipos muy diferentes. Un filial con gente muy joven y un futuro prometedor. En frente, un Mirandés con gente experimentada y la necesidad de seguir pasando de ronda y luchar por el ascenso.
El duelo arrancó con un Atlético de Madrid B muy intenso y mucho mejor plantado en el verde de Anduva. El filial de Óscar Fernández comenzó siendo mejor en una primera parte repleta de ocasiones a favor del conjunto colchonero. San Román, en la portería rojiblanca, pasó desapercibida sin apenas ocasiones claras para el cuadro local. Por parte colchonera, tales fueron las ocasiones del Atlético B que a la media hora de juego Pinchi, en el área pequeña, abrió el marcador. Todo se ponía a favor después de una jugada ensayada que acabó con el primer gol del partido después de un gran pase de Mollejo desde línea de fondo. El filial se ponía por delante y daba así un paso de gigante para estar en la siguiente ronda. Con la victoria por la mínima al descanso, el filial estaba clasificado.
El segundo tiempo arrancó con un Mirandés mucho mejor y necesitando anotar dos goles. El cambio era radical. El filial se sentía cómodo atrás pero los locales no dejaban de insistir. Y de tanto ir con el cántaro a la fuente, el cántaro acabó rompiéndose. El equipo de Óscar Fernández estaba muy cómodo, pero en un error defensivo dejó a Matheus sólo en el punto de penalti para batir a Sanro. Un centro lateral en donde Tachi perdió la marca provocó el empate en el marcador. La intensidad se igualó y el Atlético B mejoró tras encajar el empate. Y pese al gol local, el filial continuaba siendo equipo de la siguiente ronda. Ambos equipos fueron en busca de la victoria pero la prórroga acechaba sobre Anduva. Pero todo cambió en la recta final del partido. Un balón en el interior del área fue despejado pero tras un bote golpeó en la mano, de forma infantil, en la mano de Samu. Esto llevó al colegiado a señalar la pena máxima, en donde Álvaro Rey batió a San Román para poner por delante al Mirandés. Y sin tiempo de reacción, el filial lo intentó pero acabó muriendo en la orilla.
El filial se despedía así de un sueño fraguado durante toda la temporada. Faltó oficio ante un equipo de veteranos en un día donde dos errores provocaron que el Mirandés diera la vuelta al resultado. El filial pone así fin a una temporada de sobresaliente.