Griezmann y Giuliano celebran el tanto que firmó la remontada ante el Leganés | Foto: Angel Martinez/Getty Images)
Hablar de fútbol pasa a un segundo plano, más aún después de la cacería vivida estos últimos días y que culminaba en este Atlético – Leganés. Y no sólo por la carecería, sino por el mensaje que encima aparecía en el fondo sur del Metropolitano. Un mensaje donde, con esas palabras, se podía entender que el objetivo es el fútbol sin la gente en las gradas. Mientras tanto, los aficionados del Leganés fueron los únicos que se hacían notar en el estadio.
En cuanto al fútbol se refiere, los mismos problemas de siempre. De tres cuartos de campo para arriba, no había conexión alguna y tenía que ser un destello de calidad el que diera algo de vida al equipo. El fiel reflejo de la mala situación del equipo era Javi Galán. El defensor aparecía como lateral, pero entre jugada y jugada, cambiaba y también aparecía como interior.
El Atlético controlaba el partido con balón, ante un Leganés bien plantado pero sin ocasiones claras de gol. Así pasaron los minutos, hasta que pasada la media hora de juego, el cuadro peinero tuvo un acercamiento. Una gran jugada, con una gran pared y que Neyou reventó al fondo de la red defendida por Jan Oblak. Una situación que hacía desesperar a una afición, que no había animado al equipo y que lo despidió con una sonora pitada al descanso.
Triste remontada
El inicio del segundo tiempo estuvo marcado por los errores. Como siempre, pero estos cuestan puntos y, a la postre, luchar por los títulos. Muy astuto Griezmann robó en la salida del balón del Leganés, se la dejó a Correa y este, sólo ante Dmitrovic, falló con el puntín. Desperdiciaba una ocasión de oro el argentino, que había tenido el empate en sus botas. Todo en un inicio en el que Lino había entrado al verde en el lugar de un horrible Nahuel Molina.
A los diez minutos, volvió a agitar el árbol el Cholo. Dio paso a Giuliano, que nada más entrar puso un centro perfecto que Lino no consiguió rematar a gol en el segundo palo. Un remate desvaido, que le pudo costar la lesión después de golpearse con el poste. Además, había entrado al verde De Paul y Julián Alvarez. Y si todo iba mal, fue a peor. En una acción defensiva, Witsel cayó desequilibrado sobre Lenglet, y este no podía continuar. Una lesión que parece muy grave por los gestos del francés.
En su lugar entró Giménez, mientras pasaban los minutos y se agotaban así todos los cambios a falta de media hora para el final del partido. Y fue por medio de Giuliano, que metió un gran balón a Witsel y tras un rechace, puso un pase perfecto y Sørloth, con un taconazo precioso, puso el empate en el luminoso. Fue ahí, tras más de una hora, cuando la afición colchonera (sin el fondo sur) animó por primera vez.
Y tuvo el segundo De Paul, que tras una buena acción ofensiva y un rebote a la frontal, el argentino la pego de volea y Tapia, en el área pequeña, la desvía a córner. Apretaba a por la victoria el Atlético, que justo después vía como Julián la pegó desde la frontal, pero su golpeo se marchó rozando el palo de la portería del Leganés. Todo con un ambiente apagado, pese a los ánimos que pedía Simeone tras el empate desde la banda. Pero es el fútbol que queremos.
El partido entraba en su recta final y otra vez, los cambios darían la razón a Simeone. Muchos lo llaman mediocre, pero a ganas no le gana nadie. Giuliano recibió un balón largo que no dio por perdido, rebañó sobre la línea de fondo y puso un centro precioso que Griezmann, entrando desde atrás, envió al fondo de la red para firmar la remontada. Un auténtico golazo que, daba la victoria momentánea a los del Cholo. A carisma no les gana nadie a la familia Simeone. Y, otra vez, se animaba la afición con la remontada.
Entre los cánticos, hubo hacia Simeone, aunque acompañados por silbidos. Cosas de los que luego piden títulos… Mejor no opinar. Y en el verde, Griezmann fue expulsado por un balón divido, pero tras ir al VAR, Munuera Montero retiró la roja. Todo en una acción donde el francés se escurre, no va con la plancha y pisa al rival. Una rectificación correcta, en una buena actuación del colegiado. Todo hay que decirlo. Y con todo esto, el partido se fue al tiempo de descuento.
Ocho minutos de sufrimiento, sin el apoyo de la gente y con la necesidad de salvar los tres puntos. La tensión se palpaba, incluso en el 94′ el Leganés reclamó penalti sobre Munir. Una acción fortuita, que no era nada y así lo decidió el árbitro. Todo en un trabajado final, especialmente con Giuliano como protagonista. Y así, se pudo sentenciar. Una contra en la que Lino encontró a Sørloth y este, en el mano a mano, se encontró con Dmitrovic. Pasó el balón, pero Nastasic, sobre la línea, despejó el balón.
Todo estaba acabado, y en el final, Barrios se puso a llorar por una nueva lesión muscular. Y en la última acción, Julián Alvarez la luchó, la peleó y tras ganar dos buena ascciones, puso un balón para que Sørloth pusiera la puntilla. Una sufrida tarde, donde el juego no fue bueno pero en la que el noruego volvió a ver portería y con las malas sensaciones de las lesiones Lenglet y Barrios.
