
Foto: Club Atlético de Madrid
Tras una nevada que obligó a retrasar la Primera Iberdrola, regresaban tanto el Atlético Femenino con una Supercopa en sus manos, como su público a la Ciudad Deportiva de Alcalá de Henares. Y la suma de la intensidad de las colchoneras como los asistentes, hizo que se pasara de un clima helado a la caldera. Una caldera que hizo que el Atlético Femenino ganase y convenciese ante un buen Sevilla.
El juego, como de costumbre, se apoyaba en el costado diestro con la gran dupla descubierta de Ludmila y Ajara, con una participativa Deyna que controlaba las riendas del equipo y el debut de Bonetti que comenzaba a perfilarse en su nuevo ataque. Poco a poco, calmando y controlando el juego, dejando poca posesión de pelota a las sevillanas y combinando los pases en corto con los desplazamientos en largo para las delanteras. La primera ocasión llego de un saque de esquina, con un remate de Tounkara que sacó una zaguera de las de Nervión. Poco después llegaron instantes de asedio a la portería del Sevilla por parte del Atlético Femenino. Tras varios minutos con tímidas llegadas atléticas, con una carrera de Ludmila por aquí y un tiro de Deyna por allá, llego llego el primer gol del Atlético tras un mal despeje del Sevilla. El balón, que cayó en los pies de Leicy, le valió para colocar una volea perfecta en la escuadra hispalense. El primer gol desataba la locura del público. Las de Sánchez Vera querían más y con el paso de los minutos se convirtió en un asedio constante. El Atlético Femenino no solo controlaba la posesión sino también las segundas jugadas que las permitía rearmar las ocasiones de peligro. El Atleti gozaba de ocasiones pero muchas de ellas eran desde fuera del área y se quedaban en golpeos inofensivos y fáciles de detener. Pero la señal más importante era la imagen de poderío y buen juego exhibida por el conjunto madrileño.
Deyna Castellanos probaba suerte con un excepcional golpeo de falta teledirigido a la escuadra, propio de la calidad que atesora la venezolana. Media hora disputada, marcador favorable y, sobre todo, como ya es habitual, una línea defensiva de sobresaliente con los grandes robos de Kazadi, la siempre atención y brillantez de Laia o la contundencia y galones de Tounkara. Deyna Castellanos, reconvertida a media punta, haciendo de «10» fue la que más activamente buscaba portería rival. Tras unas bicicletas magnificas, saco un zurdazo que obligo a una estirada a Noelia. Volvió poco después a probar fortuna desde la media luna. En los compases finales de la primera mitad, fue el Sevilla quien trató de poner la igualada en el marcador y adelantó filas y efectivos en ataque. Pese a esto, no logro ningún acercamiento peligroso y permitía al Atlético buscar el contragolpe.
CONTROL, DOMINIO Y JUGADOR NÚMERO 12
Apenas comenzaba a rodar el esférico en la segunda mitad, el Atlético volvía anotar el segundo gol de la contienda de una manera espectacular. Si ya Deyna Castellanos llevaba toda la primera mitad buscando su gol, firmaba ese tan ansiado tanto con un disparo sensacional. El Sevilla, conocedor de su situación y de la renta negativa, le introdujo una marcha más al partido. Un ritmo mucho más vertical y directo, señal de que en la segunda mitad la defensa colchonera tendría que sacar lo mejor de sí. Pero el Atlético Femenino exhibía también la calma y la paciencia para hilar sus ocasiones, como haría Ludmila con un intento que se marchaba fuera por línea de fondo.
Los equipos de Sánchez Vera siempre se han caracterizado por su ofensividad, pero con la herencia del Atlético anterior, cuando toca replegar, este equipo sabe hacerlo y de que manera. Un Sevilla con el único objetivo de rebajar la diferencia, se encontraba constantemente con un muro inexpugnable, repeliendo todos los centros que proponía el cuadro andaluz. Al igual que en la primera mitad, otra vez volvió el Sevilla a tener que achicar un balón sobre la línea de gol. Con la entrada de Alia Guagni, las indias ganaron profundidad por banda derecha, y de ahí llego el gol de Ludmila para, a placer, y con un toquecito sutil, colocar el 3 a 0 y sentenciar el partido. Con un Sevilla casi rendido y un Atlético Femenino al que le sobraban fuerzas, el partido entraba en su recta final. Con un partido poco a poco encaminado a un dulce final, Sánchez Vera se permitió el lujo de sacar del campo a pilares como Ludmila o Laia para dar paso a talento joven del filial, como Claudia, o el regreso a un partido oficial como el de Bernabé. Un centro chut de Bernabé que se iba envenenando se topó con la madera y privó del gol a la canterana.
Y así con un marcador de 3 a 0, tres puntos para pelear por los puestos de Champions, una gran demostración de poder ofensivo y defensivo y lo más importante un dulce reencuentro entre equipo y afición fueron los ingredientes de esta victoria.