Foto: Club Atlético de Madrid
Trabajo, constancia y puro Atlético de Madrid pese al adiós a la Champions. El Atleti de Simeone cayó con honores, en un día donde el empate a cero ante el Manchester City no sirvió para pasar a la siguiente ronda.
De fútbol, mejor que hablen otros. El Metropolitano vivió, cantó, vibró y volvió a demostrar, ahora ante el Manchester City, que el Atleti es como la vida. Es sentir. Es amar. Es querer. Es llorar. Es más que un deporte. Mucho más que un simple balón rodando por un tapete verde. Todo esto es sentirse vivos.
Y en cuanto a fútbol, el primer tiempo el Atleti dominó y controló al conjunto inglés, pese a las continuas críticas durante toda la semana. Un día donde, pese a todo esto, el conjunto de Pep Guardiola pudo adelantarse en el marcador y es que Gundogan se topó con el larguero. Todo en un primer tiempo en el que sin ocasiones muy claras, exceptuando este disparo a la madera, el cuadro del Cholo dominó de principio a fin. Ya en el segundo tiempo, este dominio continuó y Griezmann pudo igualar la eliminatoria. Joao Félix se la dejó al francés pero su disparo se marchó demasiado cruzado.
Sufría y mucho el City con un Metropolitano que apretaba, que sabían que el partido también se jugaba en la grada. Y eso empujó al equipo, que respondía y vio como De Paul la tuvo en sus botas. Gran jugada combinada de Joao y Marcos Llorente, que se la dejó al argentino de cara pero la pegó desviada… Y a cuarto de hora para el final, la acción que todo lo pudo cambiar. Correa se internó en el área, fue derribado y no se pitó penalti. Parecía claro pero ni Siebert ni el VAR lo señalaron. Y ahí, más corazón que cabeza. Carrusel de ocasiones y una tangana final, mostrando el pundonor del equipo, que acabó con Felipe expulsado.
Se rieron del Atlético de Madrid. Lo hicieron del Cholo y su estilo. Pero vieron, en un Metropolitano histórico, que el fútbol vale con marcar un gol que el rival y no el estilo.
