
En la noche de un 4 de enero de un recién estrenado 2020 vi lo que tantas y tantas veces he escuchado de mi padre cuando describía la parada más característica del gran Ricardo Zamora. El partido moría descontrolado con el Levante atacando y el Atleti partido en dos, atenazado por el miedo y pidiendo la hora. Un centro al segundo palo a la espalda de Trippier, que había dejado un espacio similar a la llanura del Serengueti fue rematado de cabeza a bocajarro por Bardhi. Cuando ya todos nos lamentábamos del empate en la última jugada del partido, Jan Oblak fue el divino Ricardo Zamora y sacó el antebrazo potente hacia un lado para desviar el remate ante la incredulidad de todos. Casi un sigo después, una zamorana se veía de nuevo en un campo de fútbol. Por supuesto, él ni se despeinó. Como tampoco lo hizo para sacar un remate abajo envenedadísimo unos minutos antes. El ayer capitán del Atleti salvó una vez más los muebles de su equipo en un partido que empezó muy bien, con llegadas constantes, juego vertiginoso en tres cuartos del campo rival, varias ocasiones de gol y dos goles. Uno en una jugada a tres toques imposible de defender y rematada extraordinariamente por un enrachado Correa y otro en un gran testarazo de Felipe a la salida de un córner. Entre medias el gol del Levante en uno de los muchos desajustes defensivos rojiblancos durante el partido. Todo ello en el transcurso del minuto 14 al 18. A partir del 2-1, el Atleti desapareció. Perdió extrañamente el control del partido y ya no lo volvió a recuperar. En todo ese lento caminar de los minutos hasta el 93, el Levante nunca se creyó que podía empatar, salvo en el tramo del 80 al final. El Atleti ni presionaba ni se juntaba, sino todo lo contrario. Thomas no era Thomas, ni Saúl ni Herrera ni Morata aparecieron en el partido. Ni mucho menos João Félix que evidenció un estado físico lamentable. Solamente Correa sostenía al equipo en ataque, porque el balance defensivo de todos en general dejó mucho que desear. Más desesperante era ver que en el banquillo no había muchas soluciones en una plantilla que un año más es corta.
Aún así, el Atleti consigue su cuarta victoria consecutiva y se encarama al tercer puesto, a 5 puntos del líder. Algo impensable hace un mes. Acaba la primera vuelta con todo un inmenso margen de mejora por delante y con la sensación de que, a pesar de todas las carencias, el Atleti no es líder por culpa de todos aquellos absurdos empates contra Celta, Villarreal, Alavés, Granada, Valencia o Valladolid. Conviene no olvidar que este equipo ha tenido momentos de fútbol muy convincente. Queda toda una vuelta por delante para que este equipo termine de crecer. A pesar de todos los problemas sufridos hasta ahora, el Atleti está muy vivo y tiene algo que los demás no tienen: a Oblak y sus recuperadas zamoranas.