
Las sensaciones dejadas hace unos días en el Metropolitano ante el Athletic se borraron de un plumazo en Mendizorroza. Ya fuera por las rotaciones, la acumulación de partidos en pocos días o quizá Halloween, el Atleti volvió a ser en Vitoria un equipo insulso y sin alegría, sobre todo en el primer tiempo, en el cual, el Alavés tampoco quiso meterse en batallas incómodas y lo único que se vio es un constante va y viene del balón por arriba prescindiendo de cualquier atisbo de creación en el mediocampo. La apuesta por Herrera y Llorente se tradujo en la intrascendencia más absoluta. Podrían haberse quedado en el vestuario y no nos hubiéramos dado ni cuenta. Una falta a destiempo con la consiguiente amarilla fue el único momento en que apareció. A partir de entonces, la nada.
La segunda parte comenzó con Llorente en el banquillo y con Thomas en el campo. La cosa cambió radicalmente. El equipo fue otro. El centro del campo empezó a elaborar algo más y se comenzó a llegar al área rival. A los 5 minutos de la reaundación ya se había disparado el triple de veces a portería con respecto a la primera. Tampoco era muy complicado. La entrada de Morata alborotó más el gallinero y el campo se volcó definitivamente hacia el área del Alavés. Apenas entró Koke por un inoperante Costa (una vez más) una jugada eléctrica trenzada entre él mismo, Correa y Morata sirvió para que este último hiciera el 0-1 en el minuto 70. Un 0-1 que parecía más que suficiente y que se pudo ampliar en la siguiente jugada si tanto el propio Morata como Correa en la continuación de la jugada hubieran estado más acertados en el remate. Perdonar significó que una genialidad de Lucas Pérez pusiera el definitivo 1-1 y el Atleti volviera a ceder 2 puntos en los últimos minutos, como ya hizo ante el Valencia hace dos partidos. Al final, cara de tontos y a pensar ahora en un partido complicadísimo en Nervión ante el Sevilla. No queda otra que seguir y pensar que esta vez no habrá rotaciones, aunque me temo que aún queda para quitarnos esa sensación de cuerpo destemplado que deja el equipo actualmente. Sigamos confiando.