
Muchos parecen haber descubierto a Thomas Partey hace 4 días. Todos aquellos que se permiten el lujo de criticar estilos de juego, alineaciones, cambios y, en general, al entrenador del Atleti, sin ver un solo partido del Atleti, de repente se empiezan a echar las manos a la cabeza cuando asisten a la explosión de un jugador superlativo como Thomas, que no ha parado de crecer exponencialmente desde hace, no 4 días, sino 4 años. Por supuesto, el ghanés ha pasado a existir y ser reconocido a partir del partido que realizó el pasado sábado ante nuestros vecinos de Concha Espina. Hasta entonces, no pasaba de ser un centrocampista trotón cualquiera, de esos que tanto le gustan a Simeone.
No sé si se acordarán de un partido de Liga en Vallecas el 30 de diciembre de 2015. El equipo estaba atascado parecía que el 0-0 inicial no lo movía nadie. En estas, Simeone había decidido sustituir a Fernando Torres por Thomas a falta de 25 minutos para el final del partido. En el minuto 57, Thomas recibió un balón en el centro del campo y sin dudarlo se fue para adelante rompiendo todas las líneas enemigas, llegó a la frontal y filtró un balón imposible a Correa para romper un partido abocado al empate. Unos días después, en medio de otro monumental atasco en el Calderón ante el Levante, a poco menos de 10 minutos para el final, cogió un balón en la frontal, y otra vez, sin ninguna vacilación, se fue contra el muro defensivo levantinista sin hacer prisioneros, con el resultado de 3 nuevos puntos para su equipo. Desde aquel 30 diciembre hasta hoy, el crecimiento de Thomas Partey ha sido inversamente proporcional al reconocimiento que ha ido obteniendo a cambio, a pesar de haber actuado en multitud de posiciones distintas en el terreno de juego. Desde lateral derecho, hasta segundo punta, pasando por interior o defensa central. Si hubiera hecho falta, habría jugado también de portero, y siempre ha cumplido con creces ofreciendo soluciones.
A día de hoy, Thomas es el futbolista más inspirado y más en forma del equipo. Todo lo que hace lo hace bien, tanto con balón como sin balón, y lo que es mejor, lo hace con una facilidad y naturalidad absoluta, que recuerda a la que tiene Oblak cuando hace paradas como las dos consecutivas de anoche. Dijo Simeone que a Thomas le está pasando lo que le está pasando gracias al trabajo y al talento. Una vez más, no le falta razón. Y la alegría por ello no es menor porque no se esperara esta eclosión. Sus compañeros lo han entendido y no paran de buscarle. Hasta Saúl estuvo inmenso juntándose con él y cubriéndole la espalda. Solamente falta que otros, como Koke o Diego Costa, se pongan a su nivel para que el equipo gane en continuidad y pegada arriba. También destacó la segunda parte de Joao Félix arrancando desde la derecha y fabricando el gol que él mismo culminó para romper la resistencia del Lokomotiv y calmar esa sensación de ansiedad provocada por la falta de gol. El portugués también arrancó la jugada del segundo gol que culminó el propio Thomas y se implicó sin balón como el que más, demostrando lo bien que ha caído aquí y la madurez impropia a su edad que posee.
Lamento que las escopetas cargadas tengan que esperar mejor ocasión. El Atleti continúa sin pausa en su camino hacia la reinvención. Habrá días mejores o peores, pero el techo aún no se atisba ahí arriba.