
FOTO: AtléticodeMadrid
Finaliza la primera vuelta y el Atleti acaba con 42 puntos, únicamente una derrota y solamente superado por el Barça en la clasificación a 6, 7 ó 9 puntos, dependiendo de lo que hagan hoy en Anoeta. Me imagino que no serán buenas noticias para los supuestos amantes del buen fútbol (el de verdad) que llevan seis años con el cuchillo preparado esperando a Simeone. Si uno echa la vista atrás, resulta que en la temporada 2013-2014 el equipo acabó la primera vuelta como colíder también con el Barça con 50 puntos. En la siguiente, fue tercero con 41. En la temporada 2015-2016, fue campeón de invierno con 44 puntos, mientras que el final de la primera vuelta del curso pasado fue el peor con 35 puntos, acabando en la cuarta posición. Coliderato, tercero, primero, cuarto y segundo en las últimas cinco temporadas, incluyendo la presente, especialmente meritoria si tenemos en cuenta las circunstancias en las que que se comenzó: los tres primeros partidos fuera de casa, sin incorporaciones nuevas, en medio de la polémica sobre si era el momento adecuado para mudarse de casa y de escudo y con tu estrella coqueteando con unos y con otros desde el mes de mayo. Una vez más Simeone y sus chicos han estado muy por encima de lo que les rodeaba y han vuelto a silenciar a quien acecha esperando un patinazo. En octubre se frotaban las manos. Tras el fiasco de la eliminación en Champions lo intentaron. Una vez más callaron con el rabo entre las piernas. No se apuren, lo volverán a intentar.

En cuanto al partido de anoche, el Atleti empezó muy bien la primera media hora, inutilizando constantemente la presión del Eibar mediante combinaciones rápidas y mucha movilidad de medio campo para arriba, gozando de dos ocasiones muy claras en los primeros 15 minutos. Thomas se multiplicaba en el medio recuperando y sacando el balón jugado como en los primeros partidos. A su vez, Griezmann hacía muchísimo daño moviéndose entre líneas y asociándose con Koke, Gameiro y Vrsaljko, que parece otro de un mes para acá. El croata fue una flecha por su banda y llegaba a línea de fondo con mucha facilidad. En una de esa combinaciones llegó el gol. Griezmann rompe en tres cuartos y asiste a Gameiro para fusilar con el suspense de un control entre medias que a algunos nos hizo temer lo peor. 0-1 y a vivir, aunque lo de vivir pasó a ser sobrevivir durante la segunda parte, siendo los últimos 20 minutos especialmente angustiosos por defender muy metidos en el área y ser incapaces de sacar el balón decentemente tras cada recuperación. Una vez más, Oblak salvó al equipo de un empate seguro con tres intervenciones de esas que para él parecen fáciles por su colocación y su habilidad para saber atajar. Griezmann tuvo el 0-2 en la única contra que se consiguió armar en la segunda parte, pero definió horriblemente. Al final, el Atleti jugó con fuego y estuvo a punto de quemarse ante un muy bien armado y meritorio Eibar. Ahora a respirar y afrontar lo que viene el miércoles con la vuelta de los ausentes por sanción. Vuelve la Copa… y la queremos.