
FOTO: LaLiga
Antes de nada, lo primero es lo primero. Me gustaría felicitar a esas cabezas pensantes de la LFP a las que se les ocurre colocar un partido de fútbol el día de Reyes a las 13 horas. Desde estas líneas, les transmito tanto mi reconocimiento, como mi agradecimiento personal y el de mi hijo. Enhorabuena y ánimo. A seguir así.

Después está lo de Martínez Munuera… Sinceramente no sé por dónde empezar. Desconozco si estaba cabreado por tener que trabajar un día de Reyes y perderse el roscón, que lo puedo entender, o bien quería erigirse en el paladín de la fanfarria mediática que llevaba acechando y frotándose las manos durante el mismo tiempo en que Diego Costa lleva entrenándose con el equipo hasta que por fin ha llegado el mes de enero. Con sus maneras de joven sheriff de Spaguetti Western no hizo otra cosa que dedicarse a impartir justicia de manera ruin, cobarde, pendenciera y revanchista. En la primera falta en el minuto 13, Vrsaljko vio la primera tarjeta amarilla. En el minuto 23, la veía Lucas. En el 29, la que no podía faltar, la de Gabi. Sin embargo, la vara de medir no era la misma para el Getafe. Una falta cometida sobre Diego Costa cuándo éste se disponía a montar una contra tras recuperación en el centro del campo comenzó a desatar las iras de jugadores y demás personal congregado allí. A partir de ese momento, el sheriff se creció. Les tocó el turno al Mono Burgos y a Simeone por recordarle la reiteración de faltas del Getafe no castigada. Creíamos que el colmo llegó poco antes del descanso cuando una recuperación limpia de Griezmann fue castigada con una nueva amarilla, pero no, llegaría después de una aplicación torticera del Código Disciplinario de la RFEF. Como bien dice Jesús Martínez Caja, jurista y atlético de pro, no cabe interpretación del artículo 111 h) de dicho Codigo. Según la norma, se sanciona con tarjeta amarilla «cuando con ocasión de la celebración de un gol el futbolista (…) se encarame a la valla que rodea el terreno de juego.» En este caso, la valla es baja y Costa no se encarama a ella en ningún momento. Se sube a los escalones de acceso y allí es abrazado por la gente. Por supuesto, el sheriff justiciero desconoce que en Derecho sancionador el principio de legalidad es básico: si no existe el supuesto de hecho en la norma, no se puede aplicar sanción… A no ser que se trate de un Spaguetti Western, claro. De esos de no hay suficiente espacio en la ciudad para los dos… Porque en el fondo se trataba de eso: no había suficiente espacio en la ciudad para Costa y él. Lo estaba esperando y lo encontró.
Dicho esto, y ciñéndonos a lo futbolístico, los tres cuartos de partido que el de Lagarto ha disputado hasta ahora han servido para ver otro equipo más suelto y más alegre. Como dije hace unos días, estamos rejuveneciendo 3 años. Como entonces, con él se crean más espacios arriba, hay más movilidad, más verticalidad, más juego de espaldas a la portería rival, mucho más miedo en la defensa contraria y, lo que es más importante, más gol y más llegada. Es el Diego de siempre en el Atleti de siempre. Muchos pensaban que la sola llegada de Costa y Vitolo no iban a solucionar los problemas de este equipo. Quizá todos no, pero la gran mayoría sí, y eso habiendo entrado solamente uno de ellos en el equipo.
El partido terminó con unos buenos minutos de Torres y con la sensación y el regusto que se quedó en Lleida hace unos días y que se resume muy fácilmente: esta película ahora tiene otro argumento… Y no, no de Spaguetti Western precisamente.