Muchos atléticos antes del partido murmuraban, discutían y se animaban a decir que al Real Madrid sí le ayudan los árbitros, o al Barça. Dos minutos después del pitido inicial en el Calderón veían atónitos como un penalti clarísimo de Saúl no era señalado. La jugada se quedaba en anécdota. El famoso «la Liga está peligrosamente preparada» del que muchos han hecho un uso torticero se quedaba vacío. Después Prieto Iglesias tampoco vio otro penalti que se cometió sobre Torres. Quien quiera ver conspiraciones que lo haga. Un servidor, que no cree en ellas, solo piensa que el árbitro se equivocó en acciones puntuales a diferencia de los dos equipos que durante todo el partido ofreciendo un espectáculo lamentable.

Porque el encuentro, que estaba preparado para ser un partidazo, fue un remedio para el insomnio. Hay médicos que han grabado el partido para recetarlos a los pacientes que sufran de esta clase de dolencias. No se jugó a nada, bueno, puede que se jugara a algo, pero ni por asomo se me ocurriría llamarlo fútbol. El Villarreal adalid del gusto por el buen juego sorprendió con una estrategia que recordaba mucho a la del partido frente al Sevilla. Guardaditos atrás, sin complicaciones, y a esperar la velocidad de Bakambu. El plan de por sí es defectuoso, solo sirve para una cosa: no encajar goles. Vino a empatar y, como el conjunto sevillano, se llevó su valioso/pobre punto a casa, sabedor de que ya le ha ganado el goal-average al cuadro colchonero.
Esta vez los cambios no sirvieron de nada; Oliver no consiguió filtrar ningún pase, Vietto no dejó ninguna jugada en la memoria, y el pobre Kranevitter tuvo un paso testimonial. Simeone, no sabemos si pensando en el derbi, quitó a Griezmann que jugó uno de sus partidos más desacertados (lleva tres partidos cuestionables). No le salía nada. Claramente el francés estaba al nivel del resto del equipo, salvo la defensa que estuvo como siempre soberbia a pesar de que sus delanteros y centrocampistas se empeñaran en perder el balón en condiciones peligrosas para una contra que podría haber sido mortal de necesidad (más incluso que el propio partido).
Este punto mantiene al Atleti por encima del Real Madrid al que visita la semana que viene. Con el Barça como líder con mucha ventaja, podemos decir que la Liga no estaba preparada para el Real Madrid. Sin Carrasco, al Atleti le faltó peligro. Los jugadores deben cambiar el chip porque prepararon esta final contra el Villarreal para no ser peligrosos.